Más de 90 años después de la Primera Guerra Mundial, se han encontrado los restos de un soldado en la cima de una montaña de los Alpes, al norte de Italia.
El cadáver llevaba puestas las botas y el uniforme militar de la campaña contra las fuerzas austríacas, entre 1915 y 1918.
No se ha olvidado que ese ha sido uno de los campos de batalla más duros de Europa, aunque con el descubrimiento de este soldado, se echa un vistazo atrás en la historia para recordar las duras condiciones que tuvieron que padecer todos aquellos militares.
En 1914 se encontraba en ese lugar la frontera entre el Imperio Austro-Húngaro y el Reino de Italia.
Soldados italianos y austriacos lucharon cuerpo a cuerpo contra un enemigo común, el frío y las avalanchas de nieve. Formaron trincheras y nidos de ametralladoras que excavaron en la roca.
En la actualidad se puede subir a esa misma cima con un teleférico, nada parecido a lo que fue hace un siglo.
En la cumbre se encuentra uno de los museos más altos de Europa, que conmemora el lugar de la batalla. Su lema rinde homenaje a la reconciliación de los viejos enemigos: "La guerra divide, la memoria une".
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