La primera parte de Don Quijote de Don Miguel de Cervantes Saavedra, alcanzó desde la publicación de su primera parte en el año 1605, un éxito popular clamoroso y sin fronteras.
La segunda parte aparecería diez años después.
Don Quijote de la Mancha es el libro más leído de la historia, por encima incluso de La Biblia.
El extravagante caballero y su escudero divertían a todos los que las leían o escuchaban, sus peripecias novelescas llegaron a cualquier habitante fuera de la clase social que fuera y las mismas figuras de lso protagonistas se difundieron masivamente a través de ilustraciones y grabados.
Algún tiempo después, estudiosos empezaron a ver en el Quijote algo más que una novela de aventuras y humor, para ellos, la obra de Cervantes era un retrato fiel de la sociedad española de la época y de una época de crisis, cuando entre el recuerdo del brillante reinado de Carlos V y el comienzo del de Felipe II asomaba la conciencia de desorden y agotamiento cada vez con mayor claridad.
Don Quijote era el prototipo de una clase guerrera y noble sin una misión histórica que cumplir y que vivía entregada a un sueño que pertenecía al pasado.
Pese a esto, no tiene por qué significar que la novela de Cervantes fuera una descripción completa de la sociedad española en el año 1600.
Miguel de Cervantes Saavedra no fue un literato de provincias, él vivió y se formó en la corte de Madrid en un ambiente cultural refinado.
En su novela aparecen paisajes de la tradición literaria, otros del género pastoril y sus referencias al espacio concreto de la Mancha y de otras regiones a menudo resultan vagas, empezando por la alusión al "lugar de la mancha" en el que había nacido Don Quijote.
Los personajes tenían más de ficción novelesca que de observación de la realidad. En la Mancha, el tipo de hidalgos que representaba Don Quijote era más bien raro, Cervantes no se fijaba ni en la vida urbana (a excepción relativa de Barcelona) ni tampoco al a vida rural.
Lo que verdaderamente destaca en su novela es el espacio del camino, en el que Don Quijote y Sancho se van encontrando con hombres en tránsito: arrieros, pastores, pícaros, cuacrilleros, galeotes, delincuentes... con los que el propio Cervantes debió de tropezarse en los numerosos viajes que hizo a causa de sus negocios personales.
Desde que se publicara la primera parte de esta obra universal se han hecho cientos de interpretaciones, quizás Cervantes también hizo de su obra magistral que cada poeta, escritor, historiador, hiciera su propio retrato de lo que quiso decir con ella.
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