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El hombre de Piltdown

Uno de los fraudes más grandes de la historia

En 1912, en Sussex - Piltdown - Inglaterra, encontraron unos restos óseos, entre ellos un cráneo parcial, una mandíbula con dientes y un diente suelto.

Este descubrimiento lo hizo un obrero en una cantera y después se lo entregó a un arqueólogo aficionado, Charles Dawson, que junto al prestigioso paleontólog Smith Woodward (Museo Británico), los presento en la Sociedad Geológica de Londres.

Durante muchos años se mantuvieron los debates sobre el origen de estos restos humanos, la prensa decía que podía tratarse del eslabón perdido y lo llamaron Eoanthropus Dawsonii.

Todo parecía creíble y así lo quiso creer la comunidad científica. Aceptó estos restos y su historia sin mayores análisis, ya que encajaba con lo que ellos andaban buscando en aquella época.

El tiempo fue pasando y las dudas crecían sobre el origen de estos restos.

Fue el dentista, A.T.Marston, quien determinó que los dientes de ese esqueleto correspondían a un orangután, el diente suelto a un mono y el cráneo a un ser humano.

Se iniciaron nuevas investigaciones, los análisis del contenido de flúor en los huesos demostraron que el enterramiento había sido instrusivo y el color oscuro de los huesos se debía a un tratamiento químico para uniformar el color de la mandíbula con el cráneo.

Cuando se conoció este fraude lo que más interesaba era saber quién había montado un fraude de estas características y por qué.

Al principio, cayeron todas las acusaciones sobre Dawson, ya que iban al principio de todo para intentar demostrar que fue premeditado, además de que en las islas británicas nunca se había descubierto un fósil humano. Pero el profesor Douglas dejó en su muerte una cinta magnética en la que decía que el autor de la falsificación había sido el prestigioso profesor Sollas, que pretendía con ello desprestigiar a su rival, el paleontólogo Smith Woodward.

A pesar de este fraude, se erigió un monumento honorífico a estos restos en el lugar donde fueron encontrados y Woodward asistió a la inauguración.

Además de Sollas, aparecen otros nombres posibles en el fraude, como Arthur Conan Doyle y Teihard de Chardin.

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