Nació en Zhytomyr - Ucrania, el 25 de Julio de 1959. Conocido como "La Bestia de Ucrania", "El Exterminador" y "Ciudadano O".
De estatura media y con aspecto de deportista, es una persona educada, racional, con una excelente memoria y sin piedad alguna ni arrepentimiento.
Soltero y padre de un niño, él mismo ha reconocido que su infancia había sido muy difícil, su madre murió cuando él tenía 4 años y su padre y hermano mayor lo habían abandonado en un orfanato.
Se embarcó como marino y había sido bombero en la ciudad de Dneprorudnoye. Después emigró al extranjero para trabajar como obrero, aunque según confesó después su fuente de ingresos eran los robos y asaltos.
Todo comenzó a finales de los años 80.
En 1989, él junto a su socio Serhiy Rogozin, robaron y mataron a nueve personas.
Con la policía pisándole los talones, decidió abandonar el país ilegalmente para recorrer Francia, Grecia, Austria y Alemania, donde incluso estuvo seis meses arrestado por robo, después fue expulsado del país.
En 1995 volvió a Ucrania.
Entre octubre de 1995 y marzo de 1996, la región de Zhitomir vivió aterrorizada por una serie de 43 asesinatos.
La nochebuena de 1995, se produjo un ataque en la vivienda de la familia Zichenko. El padre, la madre, dos niños muertos y la casa incendiada después para no dejar huellas. De este espantoso crimen múltiple sólo obtuvo un botín de un crucifijo de oro con cadena, un par de alianzas y dos pares de pendientes.
A los seis días repitió con otra familia, asesinando a sus cuatro miembros. Hasta ocho familias fueron asaltadas y asesinadas durante aquellos meses en las regiones de Odesa, Lvov y Dniepropetrovsk.
Onoprienko, seguía los pasos del legendario Andrei Chikatilo, ambos mataron al mismo número de víctimas, aunque son muy diferentes.
Chikatilo, ejecutado en 1994, era un maniaco sexual, sólo mataba a mujeres y niños. Violaba y mutilaba a sus víctimas, a veces se comía las vísceras. Sin embargo Onoprienko, era un ladrón que mataba por robar, con una brutalidad extrema, pero nada que ver con escenas del maniaco sexual. Chikatilo realizó sus matanzas en once años, sin embargo Onoprienko en seis meses.
Tras cometer estos crímenes, en Ucrania se inició una de las investigaciones más grandes y complicadas, después de la iniciada para la detención de Andrei Chikatilo. El Gobierno ucraniano envió a Zhitomir a una buena parte de la Guardia Nacional más de 2000 investigadores de la policía local y federal.
Los policías es sus investigaciones hicieron una lista y en ella aparecía un hombre que viajaba con mucha frecuencia por el sudoeste de Ucrania para visitar a su novia.
En marzo de 1996, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) detuvieron a Yury Mozola, un joven de 26 años, como sospechoso de los asesinatos. Estuvieron torturandolo durante seis días, mediante fuego y cargas eléctricas. El joven se negaba a confesar los hechos y murió en medio de la tortura. Siete responsables de la muerte de Mozola fueron encarcelados por este hecho.
Las sospechas se dirigían cada vez más a Onoprienko, encontraron las pruebas definitivas en el apartamento de su novia y su hermano. Una pistola robada y 122 objetos pertenecientes a las víctimas terminaron por confirmar que estaban detrás del asesino en serie.
Cuando la policía le pidió los documentos identificativos en la puerta de su casa, Onoprienko se resistió, incluso intentó conseguir un arma para defenderse.
Fue arrestado y confesó ocho crímenes perpetrados entre 1989 y 1995. Negó el resto de los asesinatos, aunque pronto admitiría que en seis años había matado a 52 personas.
No se arrepentía de ninguno de sus actos, en una ocasión afirmó que oía una serie de voces en su cabeza de unos "dioses extraterrestres" que lo habían escogido por considerarlo "de nivel superior" y le habían ordenado llevar a cabo todos los crímenes. Aseguró también que poseía poderes hipnóticos y que podía comunicarse con los animales a través de telepatía, además de poder detener el corazón con la mente a través de ejercicios de yoga.
Lunes 23 de Noviembre de 1998, se iniciaba en la ciudad de Zhitormir, el esperado juicio del ucraniano acusado de haber asesinado a 52 personas. La gente gritaba pidiendo su cabeza y él se mantenía frío, calculador, con mucha calma. Seguía sin arrepentirse de sus crímenes, lo había confesado en una declaración entregada a la prensa por su abogado antes del juicio.
Reconoció ante el juez que había matado a 52 personas, 42 adultos y 10 niños, entre los años 1989 y 1996.
considerado como el mayor asesino de toda la historia de Ucrania y de la antigua Unión Soviética. Los familiares de las víctimas y el pueblo lo califican de "bestia demoníaca", "animal" o "ser monstruoso".
El juicio de este asesino en serie fue uno de los más complejos y costosos de toda la historia judicial en Ucrania, con más de 400 testigos y centenares de especialistas que pasaron por el estrado.
Los informes de los peritos médicos calificaron a Onoprienko como un hombre perfectamente cuerdo que podía y debía de asumir las consecuencias de sus actos.
Él mismo se definía como un "ladrón" que mataba para robar a sus víctimas.
La acusación pidió la pena de muerte, incluso el Presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, dio explicaciones al Consejo de Europa para violar en este caso la moratoria de ejecución de la pena de muerte que su país mantiene desde marzo de 1997.
El fallo del juicio fue culpable, aunque la pena de muerte fue conmutada por la cadena perpetua.
De estatura media y con aspecto de deportista, es una persona educada, racional, con una excelente memoria y sin piedad alguna ni arrepentimiento.
Soltero y padre de un niño, él mismo ha reconocido que su infancia había sido muy difícil, su madre murió cuando él tenía 4 años y su padre y hermano mayor lo habían abandonado en un orfanato.
Se embarcó como marino y había sido bombero en la ciudad de Dneprorudnoye. Después emigró al extranjero para trabajar como obrero, aunque según confesó después su fuente de ingresos eran los robos y asaltos.
Todo comenzó a finales de los años 80.
En 1989, él junto a su socio Serhiy Rogozin, robaron y mataron a nueve personas.
Con la policía pisándole los talones, decidió abandonar el país ilegalmente para recorrer Francia, Grecia, Austria y Alemania, donde incluso estuvo seis meses arrestado por robo, después fue expulsado del país.
En 1995 volvió a Ucrania.
Entre octubre de 1995 y marzo de 1996, la región de Zhitomir vivió aterrorizada por una serie de 43 asesinatos.
La nochebuena de 1995, se produjo un ataque en la vivienda de la familia Zichenko. El padre, la madre, dos niños muertos y la casa incendiada después para no dejar huellas. De este espantoso crimen múltiple sólo obtuvo un botín de un crucifijo de oro con cadena, un par de alianzas y dos pares de pendientes.
A los seis días repitió con otra familia, asesinando a sus cuatro miembros. Hasta ocho familias fueron asaltadas y asesinadas durante aquellos meses en las regiones de Odesa, Lvov y Dniepropetrovsk.
Onoprienko, seguía los pasos del legendario Andrei Chikatilo, ambos mataron al mismo número de víctimas, aunque son muy diferentes.
Chikatilo, ejecutado en 1994, era un maniaco sexual, sólo mataba a mujeres y niños. Violaba y mutilaba a sus víctimas, a veces se comía las vísceras. Sin embargo Onoprienko, era un ladrón que mataba por robar, con una brutalidad extrema, pero nada que ver con escenas del maniaco sexual. Chikatilo realizó sus matanzas en once años, sin embargo Onoprienko en seis meses.
Tras cometer estos crímenes, en Ucrania se inició una de las investigaciones más grandes y complicadas, después de la iniciada para la detención de Andrei Chikatilo. El Gobierno ucraniano envió a Zhitomir a una buena parte de la Guardia Nacional más de 2000 investigadores de la policía local y federal.
Los policías es sus investigaciones hicieron una lista y en ella aparecía un hombre que viajaba con mucha frecuencia por el sudoeste de Ucrania para visitar a su novia.
En marzo de 1996, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) detuvieron a Yury Mozola, un joven de 26 años, como sospechoso de los asesinatos. Estuvieron torturandolo durante seis días, mediante fuego y cargas eléctricas. El joven se negaba a confesar los hechos y murió en medio de la tortura. Siete responsables de la muerte de Mozola fueron encarcelados por este hecho.
Las sospechas se dirigían cada vez más a Onoprienko, encontraron las pruebas definitivas en el apartamento de su novia y su hermano. Una pistola robada y 122 objetos pertenecientes a las víctimas terminaron por confirmar que estaban detrás del asesino en serie.
Cuando la policía le pidió los documentos identificativos en la puerta de su casa, Onoprienko se resistió, incluso intentó conseguir un arma para defenderse.
Fue arrestado y confesó ocho crímenes perpetrados entre 1989 y 1995. Negó el resto de los asesinatos, aunque pronto admitiría que en seis años había matado a 52 personas.
No se arrepentía de ninguno de sus actos, en una ocasión afirmó que oía una serie de voces en su cabeza de unos "dioses extraterrestres" que lo habían escogido por considerarlo "de nivel superior" y le habían ordenado llevar a cabo todos los crímenes. Aseguró también que poseía poderes hipnóticos y que podía comunicarse con los animales a través de telepatía, además de poder detener el corazón con la mente a través de ejercicios de yoga.
Lunes 23 de Noviembre de 1998, se iniciaba en la ciudad de Zhitormir, el esperado juicio del ucraniano acusado de haber asesinado a 52 personas. La gente gritaba pidiendo su cabeza y él se mantenía frío, calculador, con mucha calma. Seguía sin arrepentirse de sus crímenes, lo había confesado en una declaración entregada a la prensa por su abogado antes del juicio.
Reconoció ante el juez que había matado a 52 personas, 42 adultos y 10 niños, entre los años 1989 y 1996.
considerado como el mayor asesino de toda la historia de Ucrania y de la antigua Unión Soviética. Los familiares de las víctimas y el pueblo lo califican de "bestia demoníaca", "animal" o "ser monstruoso".
El juicio de este asesino en serie fue uno de los más complejos y costosos de toda la historia judicial en Ucrania, con más de 400 testigos y centenares de especialistas que pasaron por el estrado.
Los informes de los peritos médicos calificaron a Onoprienko como un hombre perfectamente cuerdo que podía y debía de asumir las consecuencias de sus actos.
Él mismo se definía como un "ladrón" que mataba para robar a sus víctimas.
La acusación pidió la pena de muerte, incluso el Presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, dio explicaciones al Consejo de Europa para violar en este caso la moratoria de ejecución de la pena de muerte que su país mantiene desde marzo de 1997.
El fallo del juicio fue culpable, aunque la pena de muerte fue conmutada por la cadena perpetua.
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