María Tudor - La Sangrienta María

Hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, María Tudor fue apodada como "Bloody Mary" o "Sangrienta María".

María vivió gran parte de su niñez y toda su adolescencia como una princesa marginada. Sus padres habían esperado un varón desesperadamente, pero María fue la única hija que tuvieron.

Nació el 18 de febrero de 1518 y tan sólo once años después de su nacimiento, su padre, el rey de Inglaterra Enrique VIII pidió la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón para poder garantizar su descendencia, ya que con la reina no conseguía tener un varón.

Aunque el rey había pedido la cancelación de su matrimonio a Roma, el Papa se negó. Igualmente Enrique VIÏI se casó con Ana Bolena, con la que tendría a la futura Isabel I.

María Tudor se sentía desdichada con la separación de sus padres y además, tenía el gran dilema de seguir el protestantismo de su padre o la fe católica de su madre, a lo que decidió mantenerse fiel a la reina.

En el año 1533, María Tudor tuvo que renunciar al título de princesa y un año después, una nueva ley del Parlamento Inglés la despojaba de la sucesión en favor de la princesa Isabel.

María seguía apoyando a su madre durante todo este tiempo.

Poco después, la Torre de Londres se llenaría de prisioneros que desobedecían el régimen impuesto ante la posición religiosa adoptada por Inglaterra.

En 1536, Ana Bolena fue ejecutada bajo la acusación de adulterio, incesto y alta traición.

Después de la ejecución de Ana bolena, el ambiente se volvió más enrarecido, pero la nueva esposa de Enrique VIII, Juana Seymour, lograría que María capitulara y jurara las nuevas leyes religiosas con la consecuente marginación de la joven princesa Isabel.

Enrique VIII y Juana Seymour tuvieron un varón llamado Eduardo VI, que fue designado como heredero de la corte. Pero el joven futuro rey murió en 1553, ocupando finalmente María el trono con el deseo de ser fiel a la religión de su madre, siendo en aquel momento la esperanza para los católicos ingleses.

María Tudor se fijó en el príncipe Felipe, hijo de Carlos V (rey de España) y después de muchas dificultades, el Parlamento aprobaría su matrimonio, celebrándose su boda en abril de 1554.

Entre 1554 y 1555, el matrimonio de María y Felipe transcurría con toda normalidad. Fue en aquel momento cuando María emprendía una feroz represión contra todos aquellos que fueran contrarios a la reinstauración del catolicismo.

María Tudor condenó a la hoguera a 273 disidentes religiosos tras Persecuciones Marianas que durarían cuatro años, con lo que se ganaría el apodo de "María la Sangrienta" o "Bloody Mary" por los historiadores protestantes.

Aunque consiguió someter a Inglaterra nuevamente a la disciplina papal el 30 de noviembre de 1554 con el apoyo del Cardenal Reginald Pole, su hermana (por parte del rey), Isabel I, volvería a revertirlo tiempo después.

María había sufrido dos falsos embarazos durante su matrimonio. De aquello se especulaba que podría deberse a la presión por tener un heredero. Sus síntomas físicos, entre los que se incluía la lactancia y después la pérdida de visión, hicieron sospechar que se trataba de un desorden hormonal.

En su testamento, María I decretó que su marido adquiriría la regencia en caso de que su descendencia no hubiera cumplido la mayoría de edad a su muerte.

El 17 de noviembre de 1558, María fallecía en el Palacio de St. James. Su voluntad era ser enterrada junto a su madre, pero su cuerpo fue llevado a la Abadía de Westminster.