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Hitler - Biografía - Parte IV - Ascenso al poder

La Gran Depresión le vino muy bien a Hitler. Durante años había predicho que llegaría y mientras varios bancos se declaraban en quiebra y millones de alemanes perdían sus empleos, él declaró su satisfacción, porque entendió que el momento era oportuno para su discurso revolucionario: "Nunca en mi vida he estado más dispuesto e interiormente presto a la lucha que en estos días. Porque la dura realidad ha abierto los ojos de millones de alemanes a las estafas, mentiras y traiciones sin precedentes de los marxistas engañadores del pueblo". (Acerca de la Gran Depresión)

Hitler, en su discurso, utilizó un elemento clave, su capacidad de revivir el sentimiento de orgullo nacional, debilitado en la Primera Guerra Mundial y en el posterior Tratado de Versalles.

Alemania había perdido importancia económica en Europa después de estos sucesos, junto con todas sus colonias, y además había adquirido una deuda muy grande al aceptar la responsabilidad de la guerra.

Hitler prometió repudiar el Tratado de Versalles y suspender los pagos de indemnización, además de generar empleo, combatir la corrupción y controlar a los ricos.

Los nazis empezaron a asociar a los judíos con los comunistas muy sutilmente y también a los empresarios corruptos, reviviendo antiguos sentimientos antisemitas.

Esta Gran Depresión se extendió muy pronto al campo político y esto benefició a Hitler.

En marzo de 1930, Heinrich Brüning fue nombrado Canciller de Alemania por el Presidente Paul von Hindenburg, porque el canciller saliente fue incapaz de conseguir la mayoría parlamentaria para gobernar.

Brüning tampoco la consiguió, aunque se mantuvo en el poder gracias a los decretos presidenciales de Hindenburg.

La voluntad del Canciller quedó así, sujeta a la del Presidente y la voluntad del Parlamento alemán pasó a un segundo plano. pero Brüning era un demócrata y quiso convocar nuevas elecciones, tenía la esperanza de obtener la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar sin la aprobación de Hindenburg.

Pero esas elecciones celebradas en 1930 no fueron lo que esperaba, no fortalecieron la democracia, porque convirtieron al Partido Nazi en la segunda fuerza política de Alemania y al Partido Comunista en la tercera.

Hitler, una vez que consiguió el apoyo popular quiso conseguir también el del Ejército. Hizo un discurso nacionalista que cautivó a los jóvenes oficiales y una semana después de las elecciones, durante un juicio contra tres oficiales que habían promovido la ideología nazi en el Ejército, Hitler fue llamado a testificar y aprovechó esa oportunidad para intentar ganar el apoyo de los militares, asegurando que "vengaría" la Revolución de Noviembre y que eliminaría los límites impuestos al Ejército alemán en el Tratado de Versalles.

La victoria electoral de Hitler también atrajo a importantes hombres de negocios germanos. Desde 1931, Walther Funk empezó a presentarle a Hitler a poderosos industriales, además de que varias empresas comenzaron a financiarlo, entre las que destaca la aseguradora Allianz. Pero la mayoría de las empresas alemanas se negaron a apoyar y financiar al futuro dictador.

Hitler fue incluido en los planes de los gobernantes de la República de Weimar, porque era el líder de la segunda fuerza política del Parlamento y a finales de 1931, se reunió con el Canciller Brüning y el Presidente Hindenburg, pero los dos fueron incapaces de conseguir un acuerdo político con él, después de esta reunión, Hindenburg aseguró que: "..el "cabo bohemio" era un curioso personaje que podría llegar a ser un Ministro de Correos, pero ciertamente no un Canciller". (Hindenburg sobre Hitler)

Brüning volvió a reunirse con Hitler el 7 de enero de 1932 e intentó persuadirlo de que aprobase la postergación de las elecciones presidenciales de 1932. El anciano Hindenburg no se quería presentar a la reelección y todo parecía indicar que Hitler se convertiría en el Presidente ante la carencia de otros candidatos de peso, si Hitler aceptaba la postergación de las elecciones hasta la muerte natural de Hindenburg, después, el Canciller Brüning solicitaría el restablecimiento de la monarquía alemana, aunque bajo un sistema de gobierno militar británico.

Hitler supo que esta medida no lo beneficiaría y después de realizar algunas demandas que fueron rechazadas de inmediato por Hindenburg, se rehusó a apoyar el plan de Brüning, por lo que, Hindenburg fue forzado a aspirar a un segundo período para evitar un triunfo hitleriano.

Hitler se convirtió en ciudadano alemán el 25 de febrero de 1932 y de inmediato se presentó su candidatura, en contraposición a la de Hindenburg. Aunque Hitler había hecho una impresionante campaña electora, Hindenburg le ganó con bastante diferencia en las elecciones y lo aventajó con más de 16 puntos porcentuales.

Aunque Hitler había duplicado los votos de su partido en dos años, era incapaz de llegar al poder a través de los votos sin comprometerse políticamente con Hindenburg. Ese año sería el que las relaciones entre Strasser y Hitler volvieron a empeorar. Aunque Gregor Strasser había sido derrotado en Bamberg, había continuado siendo un importante líder del Partido Nazi y era más aceptado por el Parlamento y el Presidente que Hitler.

Hitler mantenía a Strasser en su círculo de asesores más cercano porque sabía de su talento y junto con Goebbels, Göring, Frick y Röhm, ocupaba el escalafón más alto del Partido en 1932, pero Strasser empezó a criticar la postura intolerante de Hitler, que no quería compartir gobierno con los hombres de Hindenburg.

Las "camisas pardas", después de la derrota electoral, ya superaban al Ejército en número, pero fueron prohibidas. En ese momento, el General Kurt von Schleicher, artífice del ascenso de Brüning, empezó a conspirar para provocar su caída.

Schleicher contactó a Hitler a través de Röhm, a este último le ofreció legalizar las SA de nuevo, con planes de anexarlas posteriormente al Ejército.

Además, le ofreció a Hitler la convocación de nuevas elecciones parlamentarias a cambio de que apoyara un nuevo gobierno. Como antiguo amigo de Hindenburg, Schleicher logró convencerlo de forzar la renuncia de Brüning y luego lo persuadió de que nombrase Canciller a Franz von Papen.


En las elecciones parlamentarias de 1932, el Partido Nazi se convirtió en la primera fuerza política del Parlamento, aunque no alcanzó la mayoría necesaria para poder gobernar.

Hitler, una vez que obtuvo estos resultados, se negó a apoyar a Papen y reclamó la Cancillería para él, negándose nuevamente a compartir el poder con Hindenburg y Schleicher.

Hitler había vuelto a fracasar y Strasser se vio beneficiado en el Partido Nazi, fortaleciéndose, al contrario que Hitler, que empezó a ser criticado públicamente en cuanto a la dirección política.

Igual que le pasara a su predecesor, el nuevo canciller tampoco pudo conseguir la mayoría parlamentaria y Papen volvió a llamar a nuevas elecciones, las terceras en 1932. En estas elecciones, los nazis continuaban siendo la primera fuerza política, pero perdieron votos y Hitler cada vez estaba más lejos de conseguir la mayoría en el Parlamento. Por ello, no cambió su estrategia, ya que continuó pidiendo la Cancillería para él, rechazando el ofrecimiento de la Vice-cancillería que le extendió Hindenburg.

Por otro lado, Schleicher comenzó a planificar la caída de Papen, y convenció a Hindenburg que si lo nombraba Canciller, lograría dividir al Partido Nazi separando a Strasser.

Hindenburg accedió y el 2 de diciembre de 1932, Scheleicher se convertiría en Canciller, pero le duró muy poco, ya que Hitler lo sucedería en poco menos de dos meses después.

En Alemania, llegados a ese punto, antes del ascenso de Hitler, ya no residía el poder en el pueblo ni el Parlamento democráticamente elegido, sino en el Presidente Hindenburg, que era muy anciano y se dejaba manipular por la gente que lo rodeaba. Hitler lo sabía y cuando Papen se le acercó unos días después de haber salido de la Cancillería, decidió hacer un trato con él, porque el ex-Canciller todavía contaba con la confianza del Presidente.


Presidente Hindenburg y Hitler

Este acuerdo o alianza con Papen llegó en un momento idóneo par Hitler, porque el Partido Nazi se encontraba en quiebra y los seguidores más radicales estaban abandonando las filas para ingresar al Partido Comunista. Además, Schleicher había puesto en marcha su plan para dividir a los nazis, ofreciendo la Vice-Cancillería a Strasser y aunque éste no lo aceptó, fue motivo de una nueva discusión con Hitler, en esta ocasión más fuerte que en otras, lo que hizo que renunciara a todos sus cargos.

Strasser envió su versión de la historia a todos los periódicos y amenazó con acabar con el Partido Nazi, siendo la amenaza más grave desde 1925 y Hitler amenazó con suicidarse: "Si el partido llegara a caerse en pedazos, le pondré fin a todo en tres minutos con un disparo" (Sobre la amenaza de Strasser).

Una parte importante de la estructura nazi era controlada por Strasser, pero en el momento más critico decidió viajar a Italia para tomarse unas vacaciones, con la esperanza de que Hitler lo llamase de regreso. Pero no sólo no lo llamó, sino que aprovechó su ausencia para destituir a todos sus simpatizantes de los cargos de importancia del partido y en su lugar nombró a sus partidarios más fieles. Después, convocó a todos los líderes nazis en Berlín y allí les tomó juramento de fidelidad personal. Cuatro días después de que Strasser se fuera, Hitler había tomado el control de toda la estructura política del partido.

Hitler se reunió con Papen el 4 de enero de 1933 y acordaron formar una coalición en caso de que este último lograse convencer a Hindenburg de que lo nombrara canciller.

El 22 de enero, Hitler se reunió con otto Meissner y Oskar von Hindenburg, Secretario e hijo del Presidente y también consiguió su apoyo.

El 28 de enero, el canciller Schleicher presentó su renuncia a Hindenburg, porque no había conseguido ningún apoyo de ninguna fuerza política. El Presidente entonces, buscó de inmediato a Papen, que le aseguró que podría formar un gobierno con Hitler, donde los nazis serían minoría y estarían bajo control.

El 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado Canciller de Alemania por el Presidente Hindenburg.

Tanto Papen como otros industriales adinerados, creyeron que conseguirían controlar a Hitler, pero en pocas semanas, Hitler demostraría que él mismo no había sido un hombre de fiar y durante su gobierno, muchos de los que lo ayudaron en su carrera hacia el poder, fueron ejecutados, confinados en campos de concentración o huyendo al exilio para salvar sus vidas.

Hitler había conseguido lo que tanto buscada y pasaba por encima de quien fuera para conseguir sus propósitos y comenzar con el genocidio que tenía preparado.

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