Los secretos de la Catedral Notre Dame

Notre Dame es la catedral gótica más famosa del mundo. Fue construida entre los siglos XII y XIV.

Es el mayor reflejo de conocimientos arquitectónicos y técnicos de la Edad Media. Sus vidrieras luminosas, esculturas de monstruos, laberintos enigmáticos trazados en el pavimento y otros elementos, hacen que estas catedrales góticas constituyan una enciclopedia de símbolos que resultan fascinantes de descifrar.

En el siglo III, París, era la antigua lutecia de los Parisios y una ciudad muy grande para la época, que ocupaba las islas de la Cité y de San Luis, que están situadas las dos en medio del río Sena, a la izquierda del cauce.

Como se controlaba el tránsito comercial a través del Sena, la ciudad fue ganando cada vez más importancia. Se cristianizó y pronto tuvo a su propio mártir, San Dionisio (Saint Denis).

En poco tiempo se levantaron varias iglesias en el centro de la ciudad medieval, situado en la isla de Cité, además de un palacio real y unas célebres escuelas de filosofía.

En ese mismo lugar, el obispo de París, Mauricio de Sully, encargó la construcción de una nueva catedral para la ciudad que debía de convertirse en la iglesia más grande jamás construida por la Cristiandad.

En 1160 el proyecto se encargó a un arquitecto cuyo nombre se desconoce.

La Catedral de Notre Dame se comenzó a construir por la cabecera, como era habitual en todos los edificios góticos. Entre 1300 y 1330, dos siglos después de haberse iniciado las obras, el maestro Juan de Rabi añadió los colosales arbotantes de la cabecera, que son los que le dan el nombre a Notre-Dame.

El aspecto de estos arbotantes es característico e inconfundible.

Notre Dame se convirtió en centro de poder y centro intelectual durante varios siglos, en ella se estableció la más afamada escuela de filosofía medieval de Europa.

La Catedral, sufrió graves agresiones durante la Revolución Francesa por parte de algunos grupos revolucionarios que la concebían como el símbolo del poder y de la opresión de la Iglesia y la monarquía, que habían sometido al pueblo.