Carlomagno dormía placidamente cuando en un sueño, se le apareció un ángel rodeado de una aureola.
El Emperador, soñó al menos dos veces con aquel ángel y éste le dió una serie de indicaciones muy precisas. Carlomagno estaba impresionado por esos dos sueños, por lo que decidió seguir las instrucciones obedientemente.
Gracias a esos sueños el Emperador conoció a Elgebasto, que lo acompañaría al castillo del conde Egerico, donde se descubrió una conspiración que iba destinada a asesinar a Carlomagno.
Si no hubiera tenido aquel misterioso sueño, Carlomagno habría ignorado aquella conspiración y habría sido víctima de la misma. Con su muerte, la historia habría sido muy distinta.
El Emperador, soñó al menos dos veces con aquel ángel y éste le dió una serie de indicaciones muy precisas. Carlomagno estaba impresionado por esos dos sueños, por lo que decidió seguir las instrucciones obedientemente.
Gracias a esos sueños el Emperador conoció a Elgebasto, que lo acompañaría al castillo del conde Egerico, donde se descubrió una conspiración que iba destinada a asesinar a Carlomagno.
Si no hubiera tenido aquel misterioso sueño, Carlomagno habría ignorado aquella conspiración y habría sido víctima de la misma. Con su muerte, la historia habría sido muy distinta.
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