James, nació el 13 de mayo de 1931.
Vivió sus primeros años en Lynn - Indiana - EE.UU., pasaba mucho tiempo solo desde muy pequeño.
Además de que su familia había inculcado estos pensamientos y extrañas cosas a Jim desde pequeño, el lugar donde vivían, era el Medio Oeste "El cinturón de la Biblia", llamado por algunos. Allí abundaban los predicadores blancos y Jim comenzó a los 12 años a predicar. Los sermones suyos se basaban en la maldición del infierno y sus devoradoras almas.

En aquellos años, atraía a niños de su misma edad hasta su casa y les hacía leer la Biblia, una y otra vez. Si los niños se negaban, no dudaba en encerrarlos durante horas.
Cuando termino sus estudios de secundaria fue a la universidad, quería estudiar medicina pero lo dejaría meses después, cambió especializándose en discursos. Se fijaba para ello en Lenin, Marx y otros grandes personajes. Se consideraba a sí mismo socialista.
Comenzó en Indiana, fundando una iglesia y posteriormente el "Templo de Jim Jones", logró atraer a muchas personas y en un principio, como pastor, ayudó a muchas de ellas. Ayudaba a los más pobres y desatendidos, uno de sus primeros feligreses dijo: “Tenía muchos seguidores. Esa clase de tipos con los que la gente normal no quiere tener nada que ver. Señoronas viejas y feas sin familia ni amigos. Se paseaba entre ellas, mimándolas y besándolas como si de verdad las quisiera. Y en la expresión de sus caras se podía ver lo que él significaba para ellas”.
Se hizo miembro del Partido Comunista en 1953, ya tenía las ideas de la "muerte revolucionaria" tras la ejecución de dos supuestos espías: el matrimonio Julius y Ethel Rosenberg. Estas muertes significában para Jim, que Estados Unidos había dejado de ser "la última y mejor esperanza de la humanidad".

No tenía problemas raciales, por lo que en su comunidad había personas de todas las razas, algo que extrañaba mucho en la ciudad donde estaba. Fundó una de las primeras congregaciones multirraciales de Estados Unidos, lo que atrajo miradas y atención de grupos radicales que lo llamaban "El amante de los negros", tirándole gatos muertos en el interior de su iglesia, rompiendo las ventanas de su casa y echándole bombas caseras en el patio. Jim no se derrumbaba, seguía y seguía.
En 1957 reformó una antigua sinagoga en la calle North Delaware de Indianápolis, con cincuenta mil dólares que había logrado reunir.
Peregrinó en la Misión de la Paz del Padre Divino, conociendo al predicador de mayor éxito entre los pobres de todo el país. con él, aprendió muchos trucos que le servirían después.
Llevó a su familia a Brasil, a trabajar durante dos años como misioneros. Allí conoció a marxistas, añadiendo más pensamientos y filosofía a su evangelio “cambio social a través del amor cristiano”.
Cuando iba de regreso, conoció la Guyana Británica, sitio que después se convertiría en JonesTown.

Y así lo hizo, viajó al valle de Redwood, cercano a Ukiah - California. Transportó a cientos de sus fieles en autobús recorriendo toda la costa, algunos decidieron no seguirle pero otros se vieron obligados a vender todas sus posesiones para seguir a su pastor, algo que les costaría muy caro, ya que a partir de ese momento eran dependientes absolutos de Jim Jones y su Templo.
Abrió comedores de caridad, centros de asistencia diurnos y no dudaba en ayudar a quien pudiera, todo ello empezó a servirle incluso políticamente.

Jim Jones ofreció dirigir a todos sus feligreses hacia el que ocupara el cargo público, desde el Gobernador del Estado de California hasta el Fiscal del Distrito, por lo que el agradecimiento hacia el pastor de los políticos era muy grande.
Conoció al alcalde de San Francisco y a otros muchos políticos de ámbito nacional.
A partir de ese momento Jim utilizaba su influencia para conseguir tratos preferenciales para su congregación en agencias de Seguridad Social y ante otras autoridades, en juzgados, construcción de viviendas y otras muchas cosas más.

No fue la única vez que Jim se metía entre las relaciones de un matrimonio, al contrario, era algo que utilizaba para ejercer más poder, empleaba el sexo y debilitaba las relaciones de pareja, así conseguía atarlos todavía más firmemente al Templo del Pueblo. Una de sus secretarias llevaba un diario especial de citas y las jovencitas sentían honor de satisfacer los caprichos sexuales del pastor. Él mismo alardeaba con mucho orgullo de ese poder, diciendo que poseía una potencia, aguante y energía sobrehumana. Llegó a visitar a un psiquiatra para consultarle algún remedio y así controlar su libido.
El contacto carnal tenía que ser con miembros de la congregación, no se permitía el contacto con "extraños", además de que todas las relaciones de los feligreses tenían que tener el visto bueno del pastor.
Tuvo al menos tres hijos con sus fieles, siendo el sexo uno de los temas más recurrentes durante las discusiones de la Comisión de Planificación del Templo, que era un organismo especial compuesto por varias decenas de miembros blancos de clase media y mayor nivel cultural. Estas reuniones terminaban a altas horas de la noche, las relaciones comunitarias cada vez eran más libres y Jim cada vez más paranoico.

La madre de Elmer los ayudó y les traspasó una residencia de ancianos muy rentable que poseía en Berkley y les prestó dinero para que pudieran comprar una casa.
Cuando la pareja avisó a Jim de que definitivamente habían decidido abandonar, éste les envió a un grupo de feligreses de la comisión para intentar disuadirlos, sin obtener resultados, por lo que el pastor los amenazó con manchar la reputación de Elmer acusándole de ser un pervertido que acosaba a los menores de edad, ellos no se dieron por vencidos y dijeron que contarían todo a la prensa.
Finalmente consiguieron desvincularse de Jim cambiándose de nombre y depositando en una caja fuerte secreta, declaraciones juradas relatando las actividades secretas del pastor.
Jim no se quedó ahí y en sus prédicas acusaba a los Mertle de “haberse vendido por un puñado de tarjetas de crédito y un bonito coche”. Los amigos influyentes que tenía Jim le aseguraron de que ningún desertor tendría la credibilidad suficiente para poder hacerle daño, pero aun así, el pastor creía que habían intervenido su línea telefónica y que le perseguían agentes encubiertos del FBI.

La policía iba tras la pista del pastor, los periódicos publicaban artículos en su contra y la gente empezó a querer luchar en contra del Templo del Pueblo, sobre todo después de uno de sus sermones en el que tiró una Biblia al suelo, sus feligreses no daban las gracias a Dios, sino a Jim Jones.
La pareja Mertle también comenzó a luchar contra la institución y el pastor, denunciaron los hechos que habían presenciado, los abusos sexuales y físicos. En las revistas se acusaba al pastor de extorsión, malversación y chantaje, sacando a la luz muchas pruebas.
En aquellos tiempos Tim Stoen seguía siendo el consejero legal de Jones, años antes se había separado de su mujer y el niño había quedado en tutela de su verdadero padre Jim Jones. Tim le explicó que Grace tenía el caso ganado en los tribunales y que le obligarían a transferir la tutela del pequeño a su madre natural, sobre todo tras escuchar el testimonio de los Mertle sobre los abusos y extrañas costumbres de su "padre adoptivo".
La única manera de eludir este juicio y que le quitaran la custodia de su hijo era sacarlo a otro país, ya que en el extranjero se demoraría. Lo que hizo que Jim Jones se fuera junto a todos sus seguidores hacia sudamérica. Allí fundó Jonestown, en Guyana, lugar que en 1974 había arrendado por un millón de dólares.
Allí comenzaron las mayores atrocidades de Jim Jones. Abusos sexuales, torturas a niños y adultos, cada vez se iba volviendo más oscura la mente del pastor.
Tim Stoen poco tiempo después abandonó el Templo del Pueblo en Guyana, volviendo con su mujer. Los dos emprendieron una lucha por recuperar a su hijo, pero tal y como él mismo le había aconsejado a Jim, esto se demoraría mucho tiempo.
Para entrar en Jonestown había que entregar todas las posesiones que tuvieras al Templo.
En Jonestown, el pastor se encontraba mucho más seguro que en la ciudad y convirtió el lugar en algo parecido a un campo de trabajo, con una disciplina de hierro. Prohibió las relaciones eventuales, celibato para todas las parejas serias que quisieran formar un hogar estable, excepto Jim, que podía hacer lo que quisiera. Se instalo en una cabaña con dos de sus amantes, cerca de la de su mujer. Una jóven que se negó a las insinuaciones de Jim, fue internada drogada en un hospital, por las noches la llevaban junto al pastor. El médico que ayudó en estas barbaridades a Jim, también disfrutó de atenciones amorosas con jovencitas.
En Jonestown se daban palizas diariamente para castigar infracciones menores, si algún hombre le hacía cualquier insinuación a una mujer se redoblaba el castigo. A los adultos se les obligaba a pelearse entre sí hasta "el triunfo de la justicia" o se les azotaba, también se les apaleaba.
A los niños se le daban hasta setenta y cinco golpes, todo ello ante un micrófono a las dos de la mañana, sus gritos se podían escuchar en todo el campamento por los altavoces.

La crueldad de Jim Jones iba en aumento, llegó a decir que en una ocasión había matado a un ladrón que intentó entrar en su cabaña y con su cuerpo preparó un guiso para todos su fieles.
Los ferigreses trabajaban muy duro en los campos desde primera hora de la mañana hasta que oscurecía, mientras el pastor estaba en su cabaña drogado y censurando las noticias que llegaban desde San Francisco. Sólo permitía que se diesen noticias que él consideraba apropiadas para la comunidad. Amañaba y tergiversaba la información que llegaba del mundo exterior.
En su locura y estado continuo drogado, estaba convencido de que un grupo de la CIA estaba preparado para atacar al campamento en poco tiempo. Creó un grupo de guardianes armados y puestos de vigilancia en todo el recinto, aunque lo que realmente estaba evitando era que alguno de sus fieles escapara. Les había sustraido a todos los documentos, pasaportes y bienes, por lo que era imposible que escaparan.
A Estados Unidos llegaron las noticias de todo lo que estaba haciendo el pastor y su secta con todos los seguidores, por lo que enviaron una comisión de investigación.
A la cabeza de esta investigación estaba el congresista Leo J. Ryan, acompañado de periodistas y otros disidentes de la secta.
Jim intentó impedir esta visita pero no pudo, así que se le ocurrió hacer una gran fiesta donde el ambiente era de la más absoluta armonía y felicidad, aplaudiendo todos de forma frenética al congresista y resto de visitantes. Jim decía: "Aquí hay gente que cree que esto (la colonia) es lo mejor que jamás le haya pasado en la vida".
Sin embargo, esta visita no iba a quedar así ya que a la mañana siguiente, antes de que el congresista regresara a los EE.UU., el ambiente había cambiado. Hubieron muchos integrantes de la secta que le pidieron a Ryan viajar con él y abandonar la colonia.
Jim era drogadicto desde hacía muchos años, por lo que cada vez su estado emocional era más agresivo. Al ver lo que estaba sucediendo considero que era una traición imperdonable. "No pueden irse, ustedes son mi pueblo", gritó con desesperación a los que querían irse.
Finalmente, el congresista volvía a su país sin llevarse a nuevos disidentes, pero nunca llegaría, ya que tanto él como sus acompañantes, fueron asesinados por orden de Jim, a balazos algunos de ellos y a quemarropa, cuando intentaban coger una avioneta, el congresista fue apuñalado además por uno de los miembros de la secta.
A partir de ese momento, Jim sabía que ya no podría estar tranquilo, que lo perseguirían.
El 18 de noviembre de 1978, hicieron una reunión donde se encontraban todos los integrantes de la secta, menos Tim Carter, que lo habían enviado a hacer un recado. Cuando llegó escuchó lo que Jim iba a hacer con todos sus seguidores.
Les dijo que no podrían escapar, porque donde fueran serían persequidos, que nadie los iba a entender y que merecían morir tanto ellos como sus hijos en la más absoluta paz y armonía, también les decía "La muerte sólo es el tránsito a otro nivel" y "Esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario".
Los primeros en perecer fueron los niños y jóvenes, que iban bebiendo la pócima mortífera como si de un zumo se tratara, después todos los demás.
Según Tim Carter, muchos de ellos fueron obligados. Él pudo ver como moría su esposa y cómo los matones obligaron a beber a su hijo de dos años la pócima.

Jim Carter fue encontrado con una bala en la cabeza.
También encontraron una cinta magnetofónica oculta que había grabado cada minuto del masivo suicidio, años después fue comercializada.

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