Algunos coleccionistas estadounidenses privados y de fuera de ese país, se han interesado por adquirir una sorprendente colección histórica de instrumentos de tortura. En ella se incluyen cadenas, rompendientes, máscaras de hierro, todo ello se venderá próximamente en una subasta de una casa neoyorquina.
"Ya nos han contactado varias personas, coleccionistas privados, interesados en estos objetos", ha dicho el presidente de la casa de subastas Guernsey's de Nueva York, Arlan Ettinger. Añadió también que algunos de ellos son estadounidenses pero no quiso dar más detalles sobre los futuros compradores.
Son 252 instrumentos de tortura que se utilizaban hace varios siglos, algunos libros antiguos, grabados, documentos, dibujos y entre otros objetos, componen toda esta colección que hace más de medio siglo que está en manos de una familia de origen noruego que vive en EE.UU.
Ettinger dijo que sólo desde hace unos días disponen de unos 40 de esos objetos torturadores en la firma. El objetivo de su propietario es venderlos de forma privada, a coleccionistas privados o también a algún museo.
"Creo que en un mes podremos resolver esta venta privada. Si no se hace, haremos una subasta pública en unos tres o cuatro meses", dijo Guernsey's. Añadió que una parte de la venta será destinada a Amnistía Internacional y a otras organizaciones no gubernamentales que se dedican a combatir la tortura en el mundo.
"Es muy difícil conocer cuál es el valor de una colección como ésta, porque podríamos decir que es la mejor y más completa que existe de este tipo en el mundo", afirmó Ettinger.
"En los años setenta, un académico escribió un artículo en el que entonces se valoraba en 3 millones de dólares. No sé si ese precio es el adecuado o no, pero somos la casa que vendió una pelota de béisbol por 3 millones de dólares y uno puede pensar que esta colección es mucho más importante que una pelota de béisbol".
"Como últimamente se ha hablado tanto en las noticias de las torturas que se practicaban hoy día, creímos que presentando esto al mundo ahora, se verá la brutalidad del hombre contra el hombre y que a lo mejor podemos aprender algo".
Este anuncio de subasta con estos "objetos brutales" ha salido en un momento en el que la sociedad estadounidense está muy en contra de la que consideran torturas del anterior Administración del Presidente George W.Bush en su lucha contra el terrorismo internacional y cuya investigación está ocupando los titulares diarios de la prensa del país en los últimos días.
Barack Obama, el actual presidente de EE.UU., ha prohibido las técnicas de tortura que se utilizaron en la anterior presidencia.
"Aquí se ve que la tortura ha existido siempre", lamentaba el presidente de las subastas. También se refirió a la conveniencia de que todos estos objetos que comenzaron a reunirse en Alemania en el siglo XVIII y después viajaron a América, se mantengan en una misma colección que pueda interesar a un museo.
Hay muchos museos dedicados a estos objetos morbosos e inquietantes por toda Europa, son muchos los visitantes y turistas que se sienten atraídos por conocerlos, saber cómo eran esos castigos. Potros de estiramiento, aplastacabezas, máscaras de silencio (que se utilizaban para hacer callar a los blasfemos o herejes), cinturones de castidad, etc.
Guernsey's posee esta colección que desde luego es histórica y sorprendente. No está expuesta al público.
"Máscaras Infamantes", es otro de los objetos de la colección, se utilizaban para impedir hablar a los blasfemos, mesas de tortura, espadas de un verdugo y otros muchos objetos diabólicos diseñados para causar el mayor de los dolores.
En el siglo XIX, esta colección llegó a Nueva York, sus propietarios originales eran alemanes y las compraron en Inglaterra, donde a su vez, se vendió a un coleccionista privado de Estados Unidos, que ha conversado desde entonces.
Estos objetos estuvieron a la vista del público por última vez en una morbosa colección en 1893, en Nueva York y Chicago, durante la Exposición Universal, apareciendo en páginas de diarios de aquella época, por la cantidad de visitantes que querían conocer cómo eran esos instrumentos de dolor.
"The New York Times", ha dicho que fueron miles de personas que verían esas "terribles reliquias de una época de semi-barbarie", y de los que algunos, como una caja de madera a modo de féretro con clavos en su interior, han desaparecido en los últimos años, probablemente por el incendio que sufrió la Expo de Chicago.
"Esta colección ha suscitado un enorme interés público entonces y ahora", señaló Ettinger, que indicó que, precisamente, su último propietario ha sido un superviviente del Holocausto, el noruego Arne Coward, que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a muchos judíos a escapar del horror nazi y del que él mismo fue víctima.
"Ya nos han contactado varias personas, coleccionistas privados, interesados en estos objetos", ha dicho el presidente de la casa de subastas Guernsey's de Nueva York, Arlan Ettinger. Añadió también que algunos de ellos son estadounidenses pero no quiso dar más detalles sobre los futuros compradores.
Son 252 instrumentos de tortura que se utilizaban hace varios siglos, algunos libros antiguos, grabados, documentos, dibujos y entre otros objetos, componen toda esta colección que hace más de medio siglo que está en manos de una familia de origen noruego que vive en EE.UU.
Ettinger dijo que sólo desde hace unos días disponen de unos 40 de esos objetos torturadores en la firma. El objetivo de su propietario es venderlos de forma privada, a coleccionistas privados o también a algún museo.
"Creo que en un mes podremos resolver esta venta privada. Si no se hace, haremos una subasta pública en unos tres o cuatro meses", dijo Guernsey's. Añadió que una parte de la venta será destinada a Amnistía Internacional y a otras organizaciones no gubernamentales que se dedican a combatir la tortura en el mundo.
"Es muy difícil conocer cuál es el valor de una colección como ésta, porque podríamos decir que es la mejor y más completa que existe de este tipo en el mundo", afirmó Ettinger.
"En los años setenta, un académico escribió un artículo en el que entonces se valoraba en 3 millones de dólares. No sé si ese precio es el adecuado o no, pero somos la casa que vendió una pelota de béisbol por 3 millones de dólares y uno puede pensar que esta colección es mucho más importante que una pelota de béisbol".
"Como últimamente se ha hablado tanto en las noticias de las torturas que se practicaban hoy día, creímos que presentando esto al mundo ahora, se verá la brutalidad del hombre contra el hombre y que a lo mejor podemos aprender algo".
Este anuncio de subasta con estos "objetos brutales" ha salido en un momento en el que la sociedad estadounidense está muy en contra de la que consideran torturas del anterior Administración del Presidente George W.Bush en su lucha contra el terrorismo internacional y cuya investigación está ocupando los titulares diarios de la prensa del país en los últimos días.
Barack Obama, el actual presidente de EE.UU., ha prohibido las técnicas de tortura que se utilizaron en la anterior presidencia.
"Aquí se ve que la tortura ha existido siempre", lamentaba el presidente de las subastas. También se refirió a la conveniencia de que todos estos objetos que comenzaron a reunirse en Alemania en el siglo XVIII y después viajaron a América, se mantengan en una misma colección que pueda interesar a un museo.
Hay muchos museos dedicados a estos objetos morbosos e inquietantes por toda Europa, son muchos los visitantes y turistas que se sienten atraídos por conocerlos, saber cómo eran esos castigos. Potros de estiramiento, aplastacabezas, máscaras de silencio (que se utilizaban para hacer callar a los blasfemos o herejes), cinturones de castidad, etc.
Guernsey's posee esta colección que desde luego es histórica y sorprendente. No está expuesta al público.
"Máscaras Infamantes", es otro de los objetos de la colección, se utilizaban para impedir hablar a los blasfemos, mesas de tortura, espadas de un verdugo y otros muchos objetos diabólicos diseñados para causar el mayor de los dolores.
En el siglo XIX, esta colección llegó a Nueva York, sus propietarios originales eran alemanes y las compraron en Inglaterra, donde a su vez, se vendió a un coleccionista privado de Estados Unidos, que ha conversado desde entonces.
Estos objetos estuvieron a la vista del público por última vez en una morbosa colección en 1893, en Nueva York y Chicago, durante la Exposición Universal, apareciendo en páginas de diarios de aquella época, por la cantidad de visitantes que querían conocer cómo eran esos instrumentos de dolor.
"The New York Times", ha dicho que fueron miles de personas que verían esas "terribles reliquias de una época de semi-barbarie", y de los que algunos, como una caja de madera a modo de féretro con clavos en su interior, han desaparecido en los últimos años, probablemente por el incendio que sufrió la Expo de Chicago.
"Esta colección ha suscitado un enorme interés público entonces y ahora", señaló Ettinger, que indicó que, precisamente, su último propietario ha sido un superviviente del Holocausto, el noruego Arne Coward, que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a muchos judíos a escapar del horror nazi y del que él mismo fue víctima.
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