Suffield es una base de las Fuerzas Militares Canadienses que se encuentra al noroeste de Medicine Hat, en Alberta.
Muchos soldados fueron engañados y ellos mismos se ofrecieron como voluntarios sin saber que iban a ser objeto de experimentos científicos crueles y brutales, algo que nunca hubieran imaginado.
Estos experimentos se hicieron durante la II Guerra Mundial por el temor de los canadienses de ser atacados con armas biológicas por parte de los nazis.
Los experimentos de Suffield han estado ocultos durante muchos años, hasta que algunos de esos soldados pudieron hablar.
Los ejércitos británico y canadiense unieron sus fuerzas para crear un centro de experimentación al que llamaron Suffield, en Canadá. Pusieron miles de anuncios para atraer a jóvenes que ingresaban en el ejército y soldados que se ofrecían como voluntarios y otros muchos que estaban en otras bases militares fueron engañados con una supuesta base militar en la que estarían mejor. En aquella época, en el ejército canadiense no habían alimentos suficientes y los soldados se encontraban en su mayoría en una situación muy precaria. A muchos de ellos les dijeron que en esa nueva base militar tendrían buenas comidas y estarían mucho mejor, por lo que cientos de ellos aceptaron un traslado del que se arrepentirían toda su vida.
La base militar Suffield fue creada por el temor de que la Alemania Nazi realizase ataques con armas biológicas y químicas contra los países aliados. Canadá se encontraba también con el temor de un ataque por parte de los japoneses.
El gas mostaza había sido utilizado por el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial. Este agente químico, es uno de los más letales y fáciles de fabricar.
La silenciosa arma, dejó a muchos soldados afectados para toda su vida con síntomas como problemas de visión, respiratorios, enfermedades hereditarias y sobre todo, unos enormes sarpullidos en la piel.
Durante la Primera Guerra Mundial, aquel gas mostaza presentaba en un principio síntomas de picor que inmediatamente se convertía en un dolor intenso con unas bambollas que se formaban por toda la piel, además de los problemas de visión y resto de síntomas.
Pero sería en la II Guerra Mundial cuando el gas mostaza se convertiría en una de las armas más silenciosas y letales, había sido refinado y se elaboraba empleando nuevas técnicas.
Los aliados necesitaban saber las consecuencias reales que tendría sobre los humanos. Algo que años después ha sido debatido y denunciado, ya que se sabía perfectamente lo que pasaba porque había sido utilizada en la Primera Guerra Mundial.
Bajo ese estudio innecesario, fue cuando se creó la base militar en Suffield y sin dudarlo, utilizaron a sus propios soldados como cobayas.
Los soldados cuando llegaban a la base, eran obligados a firmar su silencio y al mismo tiempo, a obedecer órdenes.
Aquellos soldados jamás imaginaron a lo que tendrían que enfrentarse.
Los dejaban en campo abierto sin que se pudieran mover y como protección, les suministraban únicamente una máscara de oxígeno. Después se realizaban las explosiones alrededor de ellos en las que se soltaba la extraña sustancia. En otras ocasiones, se tenían que mantener sin moverse durante mucho tiempo mientras les pasaban por encima unas avionetas que les echaban la sustancia.
En otras ocasiones, los hacían pasar por un túnel de 100 metros con una puerta en cada extremo. Algunos de ellos aguantaban la respiración durante mucho tiempo mientras caminaban, pero otros no. Cuando los oficiales se daban cuenta de los que intentaban no respirar aquellos gases, los hacían volver a pasar, en aquel túnel no tenían ningún tipo de protección y lo que había allí adentro, era gas vesicante.
Ese gas les provocó unos enormes sarpullidos llenos de líquido por todo el cuerpo y en muchos de ellos aquellas grandes bambollas de la piel les deformaron sus órganos reproductores, que les quedaban deformados y como consecuencia, inservibles.
No les daban nada para el dolor, el experimento tenía que ser completo y no proporcionarles ningún tipo de analgésico formaba parte de los experimentos.
Según contaron después aquellos soldados, los dolores eran intensos, insoportables. Sentían como aquellos enormes sarpullidos se iban haciendo cada vez más grandes y si alguno de ellos intentaba explotarlos, les llamaban la atención. Nunca les aplicaron ningún tipo de tratamiento ni curación, ni antes ni después de los experimentos.
Los médicos tomaban datos de todos los síntomas y rellenaban informes. Muchos de esos médicos se negaron a seguir con los experimentos, pero siempre habían otros que sí estaban de acuerdo en que los soldados sufrieran los efectos de aquellos gases, pensando que de esa manera salvarían muchas vidas.
Aquellos soldados no tuvieron ningún tipo de apoyo una vez que salieron de la base militar. No tenían ningún informe médico que indicara lo que había pasado con ellos, por lo que cuando asistían a sus médicos, a éstos les era muy difícil diagnosticar la enfermedad que padecían porque no tenían ningún dato y tampoco conocían nada que los provocara.
Documental: Secretos de Guerra - La odisea de los voluntarios de Suffield
La mayoría de estos soldados ha fallecido pero otros siguen vivos, los más jóvenes, que cuentan que nunca han podido pasar por la zona donde estaba aquella base militar, que recuerdan perfectamente aquel camino que los llevó a esos experimentos y que tan sólo el hecho de pasar cerca, los hace temblar.
Aunque no comprenden cómo el ejército pudo hacer aquellos brutales experimentos con ellos, siguen con la convicción de que con sus cuerpos pudieron contribuir a la salvación de miles de vidas inocentes si se hubiera dado el caso.
Sin embargo, aunque los datos de aquellos experimentos llegaron años después, son muchos los investigadores y científicos que intentaron averigüar lo que había pasado con aquellos soldados y los motivos reales de los experimentos, llegando a la conclusión de que no se deberían de haber hecho, ya que los síntomas se sabían de sobra.
Algunas de las fotos que pongo aquí pueden herir la sensibilidad de muchas personas, fueron tomadas a los soldados.
Documental: Secretos de Guerra - La odisea de los voluntarios de Suffield
Publicado también en Destylou - Misterios
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