Hitler se convenció de entrar en el mundo de la política al finalizar la guerra, pero también sabía que no contaba con dinero, ni amigos, ni familiares con conexiones, experiencia política y tampoco estudios, por lo que decidió continuar en el Ejército.
Se fue a Múnich y se reintegró a su batallón, pero descubrió que se había proclamado una república soviética bávara y que su unidad estaba al mando y control de los socialistas, por lo que solicitó ser transferido a otro sitio.
Hitler estuvo trabajando como guardia en un campo de prisioneros de guerra en Austria durante ese crucial primer invierno de la República de Weimar.
En la primavera de 1919 volvió a Múnich y poco después, el gobierno soviético de ese estado fue derrocado por el Ejército alemán y grupos paramilitares conservadores. Hitler recibió su primer trabajo político, que consistía en investigar a los miembros de su unidad que habían colaborado con el gobierno soviético, por lo que Hitler, se convirtió en un espía militar que investigó a muchos grupos socialistas que estaban naciendo en toda Alemania.
Participó también como oficial educador en el "pensamiento nacional", dando cursos organizados por el Departamento de Educación y Propaganda del grupo bávaro de la Reichswehr. Su tarea principal era erradicar las "ideas peligrosas", que no eran otras que la democracia, socialismo y pacifismo.
En este grupo había un objetivo clave, crear una "cabeza de turco" y así justificar la derrota alemana y fueron el "Judaísmo Internacional", los "comunistas" y los "políticos liberales", especialmente los que eran miembros de la coalición de Weimar, que eran considerado como los "criminales de noviembre".
Hitler, en julio de 1919, fue designado V-Mann (Verbindungsmann - Término alemán para un espía de la policía) del Comando de Inteligencia (aufklärungskommando) del Ejército. Su objetivo era atraer a otros soldados que tuvieran ideas similares.
En septiembre de ese mismo año, le ordenaron que investigara a un pequeño partido llamado "Partido Obrero Alemán" (DAP), que era un partido nacionalista, pero los superiores de Hitler lo desconocían y sospechaban que podía ser un partido comunista o socialista.
Hitler fue a una reunión del DAP y cuando uno de los representantes sugirió separar Baviera de Alemania y unificarla a Austria, Hitler pronunció un discurso que llamó mucho la atención al principal dirigente del partido, Anton Drexler. A partir de ahí, fue aceptado en el partido, porque contaba con la membresía de Dietrich Eckart y Ernst Röhm.
Carné miembro del DAP
Hitler participaba en todas las actividades del partido y en 1920 tomó el control propagandístico del mismo. El 24 de febrero de ese mismo año, celebró la reunión más importante, con seis mil asistentes. Para aquella reunión, hizo propaganda enviando dos camiones de partidarios del partido con esvásticas y así causar conmoción y distribuir los prospectos, aquel, sería el primer empleo de la táctica de terror que haría famoso al movimiento nazi y al dictador.
El Partido Obrero Alemán, cambió su nombre a Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, el 1 de abril de 1920, este partido era más conocido como el "Partido Nazi", aquel día Hitler abandonó el ejército. En la primavera de 1921 Hitler tomó como emblema las Hakenkreuz (Cruz gamada) y el saludo del fascismo italiano con el brazo en alto.
Poco tiempo después, organizó escuadrones de veteranos de guerra liderados por Emil Maurice, para que mantuvieran el orden en todas las reuniones del Partido y expulsaran a los que no estuvieran de acuerdo con los oradores.
El 5 de octubre de 1921, estos escuadrones llamados "Sturmabteilung", más conocidos como SA o los camisas pardas por el color de sus uniformes, fueron organizados. Johann Ulrich Klintzich, era el mando inicial de las SA y dejaron de limitarse en cuanto a mantener el orden, atacando a grupos políticos opositores y a judíos, algo que se convirtió en su actividad principal.
Hitler era considerado como un gran orador desde principios de año (1921) y cada vez lo hacía delante de más gente. Fue ganando notoriedad en el partido por sus discursos polémicos, atacando al Tratado de Versalles y a los grupos rivales (sobre todo a judíos y marxistas).
Ese mismo año, Hitler lideró personalmente a los camisas pardas contra una reunión de federalistas bávaros, que lo llevó a estar tres meses en la cárcel por la paliza que sus hombres le habían propinado a los federalistas. Hitler no mostró ningún arrepentimiento a lo que había pasado cuando salió de prisión, todo lo contrario, cada vez estaba más convencido y resuelto a emplear la fuerza contra sus adversarios: "En el futuro, el movimiento nacionalsocialista evitará rudamente, si es necesario con la fuerza, las reuniones o discursos que puedan distraer la mente de nuestros compatriotas".
En el verano de 1921, Hitler ya era el líder del partido, principal orador y propagandista, además de la principal fuente de ingresos de ese movimiento revolucionario.
Pese a que era el líder indiscutible, los fundadores del partido no veían con buenos ojos la conducta dictatorial de Hitler y en uno de sus viajes a Alemania, planificaron la fusión de su partido con otros grupos políticos, así querían reducir la importancia que tenía Hitler y cuestionar su liderazgo. Cuando Hitler se enteró, regresó a Múnich y solicitó poderes dictatoriales en el partido, si no se los daban, renunciaría.
Drexler le respondió publicando una carta en el periódico donde denunciaba los abusos dictatoriales de Hitler, pero éste le presentó una demanda en su contra y Drexler se tuvo que retractar.
Cuando fue derrotado, Drexler fue sustituído en su cargo de presidente por Hitler. Ahora ya era el líder del Partido Nazi y estableció el "principio de liderazgo", que formó el sistema de gobierno político de la Alemania Nazi.
Durante este tiempo, Hitler conoció a Rudolf Hess, hermann Göring, Ernst Hanfstaengl y Alfred Rosenberg, que junto a Eckart, lo introdujeron en los círculos sociales más altos, obteniendo de esa manera donaciones muy importantes y generosas para el partido.
Hitler comenzó a idear la toma del poder debido al rápido crecimiento de su partido, pero todavía no era fuerza política en Baviera y fuera del estado era un completo desconocido, por lo que vio que necesitaba el apoyo de fuerzas políticas y militares bávaras para poder lograr sus objetivos.
Influenciado por Benito Mussolini y la marcha sobre Roma, Hitler ideó una marcha similar en Berlín con la que doblegaría al gobierno nacional fácilmente.
En enero de 1923, Alemania no realizó los pagos de las reparaciones de guerra a Francia impuestas por el Tratado de Versalles y Francia ocupó la región industrial del Ruhr, devastando la economía germana.
El gobierno alemán llamó entonces a la resistencia no violenta contra Francia, pero en septiembre de ese mismo año, estaba clara que esa estrategia no daba ningún resultado y el 26 de septiembre, el canciller alemán Gustav Stresemann, decidió reiniciar en los pagos a Francia y cancelar la estrategia de resistencia.
El canciller preveía que los nacionalistas y los comunistas iniciarían toda clase de protestas y disturbios ante esas impopulares medidas, por lo que declaró el "estado de emergencia" ese mismo día. El comandante del ejército, el general Hans von Seeckt, se convirtió así, en la principal autoridad de la república y Hitler aprovechó esa inestabilidad política para hacer su propia "marcha sobre Roma".
A pesar de todo, el estado bávaro no estaba dispuesto a aceptar la autoridad del General Von Seeckt y ese mismo día, el gobierno regional proclamó su propio estado de emergencia y colocó a Gustav von Kahr al mando de Baviera.
El gobierno nacional reacción y exigió el arresto de varios líderes nacionalistas y reclamó la supresión del principal periódico nazi, el Völkischer Beobachter.
El General von Seeckt, cuando el ejército bávaro rehusó obedecerlo, amenazó con utilizar la fuerza contra Baviera.
Hitler se dio cuenta de que esa situación regional solamente podía empeorar para él y también que el gobierno de Stresemann lograría estabilizar la situación.
Kahr no quiso discutir esa situación con Hitler y sus aliados y entonces Hitler sospechó de que el gobierno de Baviera iba a capitular ante el gobierno de Berlín o declarar la independencia de Baviera, por lo que decidió realizar una maniobra muy arriesgada, secuestrar a Kahr, al comandante del Ejército en Baviera y al jefe de la policía regional. Una vez que todos ellos estuvieran en su poder, los convencería de que se unieran a su bando y después, juntos, marcharían hacia Berlín para derrocar a Stresemann.
Hitler utilizó al General Erich Ludendorff para ganarse el apoyo del Ejército, porque era una figura muy respetada en su golpe de estado, aquel hombre había sido atraído por el movimiento nazi unas semanas antes.
Hitler y los camisas pardas, el 8 de noviembre de 1923, irrumpieron en una reunión pública liderada por Kahr en el Bürgerbräukeller, que era una cervecería a las afueras de Múnich. Hitler proclamó una revolución y anunció sus intenciones de formar un nuevo gobierno junto a Ludendorff, que no estaba enterado del golpe.
Antes de iniciar su "Marcha sobre Berlín", con la que derrocaría al gobierno nacional, Hitler reclamó la ayuda de Kahr y de las fuerzas militares locales.
Kahr fingió que lo ayudaba, pero gracias a la ingenuidad de Lundendorff, escapó en cuanto pudo y retomó el control regional.
Al amanecer del 9 de noviembre de 1923, el Ejército y la policía bávara tomaron posiciones contra los golpistas. Ernst Röhm y sus tropas nazis estaban rodeados en el Ministerio de Guerra bávaro y Hitler decidió marchar junto a Ludendorff para liderarlos. El comandante Ludendorff había convencido a Hitler de que los soldados y policía no dispararían contra él y que se unirían a su causa, pero la policía no reaccionó ante el anciano comandante alemán y se inició un tiroteo.
En aquel tiroteo murieron dieciséis miembros del NSDAP, pero Hitler escapó tan sólo con uno de sus hombros dislocado.
Hitler se escondió en casa de Ernst Hanfstaengl, incluso pensó en suicidarse. Pocos días después fue arrestado y acusado de alta traición.
Alfred Rosenberg se convirtió en el líder del partido de forma temporal. El juicio de Hitler atrajo la atención internacional y le proporcionó una plataforma política para anunciar su movimiento.
El juicio comenzó el 26 de febrero de 1924 y durante el mismo, Hitler tuvo todo el tiempo que quiso para hablar, por lo que su popularidad creció por su poderoso y convincente discurso nacionalista y a diferencia de los participantes del golpe de Kapp, Hitler asumió la responsabilidad de su intención golpista pero negó haber cometido un crimen: "Solamente yo cargo la responsabilidad. Pero no soy un criminal por eso. Si hoy me presento aquí como un revolucionario, es como un revolucionario en contra de la revolución. No existe la alta traición contra los traidores de 1918".
Hitler fue sentenciado a 5 años de prisión en la fortaleza de Landsberg el 1 de abril de 1924, aunque la Constitución estipulaba cadena perpetua contra crímenes de ese tipo.
Recibió un trato privilegiado de los guardias y pudo recibir visitas de sus admiradores y cartas. Finalmente fue absuelto y liberado el 20 de diciembre de ese mismo año, como parte de una amnistía masiva hacia los prisioneros políticos, por lo que sólo cumplió nueve meses de su condena.
Esos pocos meses le sirvieron para organizar sus ideas, que fue dictando a varios secretarios. Resultado de la misma sería una obra titulada "Mein Kampf" (Mi lucha), aunque al principio había pensado llamarla "Cuatro años de lucha contra mentiras, estupidez y cobardía".
La obra la dedicó a Dietrich Eckart, era una autobiografía y sobre todo, una exposición de la ideología nacionalsocialista. En sus 782 páginas, Hitler detalló todos los pasos que seguiría en un futuro el Estado Alemán nacionalsocialista, para convertirse así en el "amo del mundo".
La primera conclusión era la hostilidad franco-germana, que lograría destruyendo a Francia. Después de esto, Alemania conseguiría libertad para expandirse, con el objetivo de conseguir el llamado "espacio vital alemán".
Otras de las conclusiones era que el Tercer Reich no debía de buscar colonias en Asina ni África, porque debía de expandirse hacia el este, a expensas de Rusia, pero sí reconoce que algunos pueblos ya habitan en Europa Oriental y aseguraba que el pueblo alemán tenía el derecho de desalojar a sus ocupantes: "... la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación o raza en particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea la fuerza de tomarla". (Acerca de la expansión alemana hacia el este).
La conquista de Rusia sería relativamente fácil, según Hitler, porque los bolcheviques la controlan y por lo tanto, los judíos.
En lo que se refiere a la política interior del Tercer Reich, Hitler define que el sistema de gobierno sería una dictadura. El Estado tendría que ver muy poco con la economía, porque en realidad sería un "organismo racial". Después de establecer que la raza aria es superior sobre el resto, aseguraba también que la misma debía subyugar a las demás para poder "preservar e incrementar la cultura". Concluía que los alemanes se encontraban en el estado actual debido a que no habían preservado su raza pura, y "gradualmente perdieron su creatividad cultural". Con lo que los propósitos nazis serían, como escribió: "... la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y crean la belleza y la dignidad de una humanidad superior".
Aseguraba que en un futuro lejano, la humanidad se enfrentaría a problemas que solamente una raza superior, con dominio en todo el mundo, podría resolver.
Esta visión histórica de Hitler era compartida por muchos alemanes, aunque en la actualidad, esa interpretación es considerada como grotesta e inexacta.
Cuando Hitler subió al poder años después, en 1933, se mantuvo fiel a sus escritos, llevando esa expansión hacia el este, que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial y en el genocidio de pueblos eslavos y semitas.
Mein Kampf demas de exponer las ideas de Hitler, le proporcionó su principal fuente de ingresos. El libro fue publicado en dos volúmenes entre los años 1925 y 1926, pero solamente vendió unos 240.000 ejemplares desde 1925 a 1934.
Hitler estuvo evadiendo impuestos sobre los derechos de autoría de su libro y acumuló una deuda tributaria de cerca de 405.500 Reichsmarks, deuda que lo perseguiría hasta que se convirtió en Canciller.
Pero todo eso, pasaría unos años después.
Cuando Hitler salió de prisión el 19 de diciembre de 1924, su movimiento revolucionario estaba en su punto más bajo, el Partido Nazi y sus órganos mediáticos habían sido prohibidos, además de que Hitler tenía prohibido hablar en público y el gobierno regional estaba recomendando que fuera extraditado a Austria.
En su ausencia, Gregor Strasser y Erich Ludendorff lideraron el movimiento nazi y se fueron distanciando de él.
La inestabilidad política y económica que habían contribuido al crecimiento rápido del Partido Nazi, en el aspecto nacional, estaban quedando en el pasado. La hiperinflación y los fuertes pagos de indemnizaciones habían sido amortiguados y los franceses habían aceptado salir de la Renania.
Aunque Hitler había conseguido ser más popular a nivel nacional gracias a su fallido golpe, el puntal de su partido siguió siendo Múnich y en los meses siguientes ese apoyo empezó a decrecer.
En las elecciones parlamentarias de diciembre, los nazis, que participaban bajo el nombre de "Movimiento Nacionalsocialista de Libertad", perdieron a la mitad de sus votantes y en contraste, los socialdemócratas habían recuperado sus votos perdidos.
Pero no quedaba ahí, los nazis continuarían decayendo hasta 1929. Hitler mientras tanto, tuvo que seguir organizando el partido y luchando para mantener el liderazgo del mismo.
Hitler salió de prisión con una visión mesiánica de su papel en la historia. Muchos de sus colegas creían que estaba acabado pero Hitler aseguró que los buenos tiempos de la República no durarían mucho tiempo.
Solicitó una entrevista con el Dr.Heinrich Held, Primer Ministro Bávaro y lo convenció de que volviera a legalizar el Partido Nazi haciéndole promesas de buena conducta. También permitieron que volviera a publicarse el periódico nazi Völkischer Beobachter.
El Dr. Held le dijo a su Ministro de Justicia después de las promesas de Hitler: "La bestia salvaje está controlada. Podemos permitirnos aflojar la cadena".
Hitler seguía siendo un autoritario y sus promesas de apegarse a la Constitución eran parcialmente ciertas, pero no había cambiado su ideología, sino su estrategia.
Después de fracasar en el golpe de Estado para derrocar a la República, perseguía una "estrategia de legalidad", por lo que tenía que adherirse a las normas de la Constitución de Weimar y así poder ascender al poder legalmente. Algunos miembros del partido nazi, sobre todo los líderes de las "camisas pardas", se opusieron a esta estrategia. Röhm la llegó incluso a ridiculizar, apodando a Hitler "Adolphe Legalité" (Adolfo el Legal).
Pero Hitler se apoyaría en la democracia y las elecciones para acceder al poder y después destruírla: "En lugar de trabajar para conseguir el poder a través de un golpe armardo, debemos taparnos las narices y entrar al Parlamento como oposición a los diputados católicos y marxistas. Si superarlos en votos, lleva más tiempo que superarlos a disparos, por los menos el resultado será garantizado por su propia constitución.. Tarde o temprano alcanzaremos la mayoría y después de eso a Alemania". (Acerca de su nueva estrategia constitucional).
Hitler realizó su primer discurso desde su arresto en 1923, el 27 de febrero de 1925 y aunque la mayoría de sus hombres de confianza faltaban: Rosenberg, Röhm, Strasser y Ludendorff no asistieron. Eckart había muerto y Göring estaba exiliado, pero Hitler dejó claro que no pensaba compartir el liderazgo con nadie más: "Solamente yo lidero el movimiento; y nadie puede imponerme condiciones mientras yo personalmente asuma la responsabilidad". (En su primer discurso al salir de prisión).
Aunque Hitler tenía en sus pensamientos la estrategia de apoyar a la democracia y después destruirla, no se pudo contener y muy pronto comenzó a calificar al Estado, a los judíos y a los marxistas de ser "el enemigo", amenazándolos de muerte. El Estado bávaro de inmediato le prohibió dar discursos en dos años y desde entonces, Hitler pasó la mayor parte de su tiempo en Obersalzberg, donde seguiría escribiendo el Mein Kampf.
Temía ser deportado en cualquier momento y el 7 de abril de 1925, renunció a su ciudadanía austríaca, convirtiéndose así, definitivamente en un hombre sin nacionalidad, porque el gobierno bávaro se negaba a darle la alemana.
Al no poder utilizar sus dotes de oratoria, Hitler comenzó a trabajar como propagandista y organizador. En estos años organizó el Partido Nazi a nivel nacional y empezó a crear agrupaciones de todo tipo dentro del mismo.
Creó las Juventudes Hitlerianas y la Liga de Muchachas Alemanas, estableciendo organizaciones en Austria, Checoslovaquia, el Sarre y la Ciudad Libre de Danzig.
Las SS se establecieron como una subdivisión de las SA; sus miembros debían de realizar un juramento de lealtad especial hacia Hitler y pronto se distinguieron por se más confiables que los rudos "camisas pardas".
Hitler se colocó así en la cabeza de la jerarquía nazi, bajo el título de "Supremo Líder del Partido y de las SA, Presidente de la Organización Nacionalsocialista Alemana de los Trabajadores" y creó al "Directorado del Reich", que estaba compuesto por los miembros principales de la jerarquía nazi.
Uno de los objetivos por el que había creado esta estructura era la formación de "un Estado dentro de un Estado", así, cuando los nazis llegaran al poder, Hitler podría destituir la estructura republicana en poco tiempo y reemplazarla por la estructura de su partido.
Hitler llamó a Gregor Strasser y le propuso la oreganización del movimiento en el norte de Alemania para convertir a su partido en una fuerza nacional relevante. La personalidad de Strasser competía con la de Hitler y la idea de trabajar con independencia de Prusia, Sajonia, Hanóver y la Renania le agradó, por lo que se dedicó a esta tarea junto con su hermano Otto Strasser y Joseph Goebbels (un joven secretario).
Pero la personalidad independiente de Strasser y su firme creencia en el elemento socialista del programa nacionalsocialista hicieron que empeoraran las relaciones con Hitler y en poco tiempo, Strasser sería una amenaza seria para el liderazgo de Hitler que le costaría la vida.
Strasser realizó una conferencia en Hanóver el 22 de diciembre de 1925, donde apoyó la expropiación de bienes de la nobleza depuesta, medida que pronto iba a ser consultada en un plebiscito. La organización nazi del norte, la Arbeitsgemeinschaft der Gauleiter Nord-West, se unió entonces a los marxistas en campaña electoral y Hitler contraatacó el 14 de febrero de 1926, organizando una conferencia en Bamberg, donde obligó a Strasser y a Goebbels a retractarse de su programa. Goebbels abandonó su causa unos días después, uniéndose a Hitler y complicando la posición de Strasser, pero todavía no era el fin de la amistad entre este último y Hitler.
El partido de Hitler quedo aún más centralizado después de este encuentro y el llamado Führerprinzip ("Principio del líder") quedó arraigado en la organización partidaria. Bajo este sistema, los dirigentes no serían elegidos por su grupo, sino más bien designados por sus superiores, siéndoles delegada la completa responsabilidad ante ellos, al tiempo que exigirían la misma obediencia incondicional a sus subordinados. Según Hitler, todo el poder y la autoridad debía ser delegada de arriba hacia abajo.
0 comentarios:
Publicar un comentario