La Primera Guerra Mundial estalló el 28 de julio de 1914, una semana después, Hitler se presentó como voluntario en el ejército alemán y le asignaron a un regimiento bávaro. Hitler se sintió entusiasmado a comienzos de la guerra, porque pensó que había llegado la oportunidad que le cambiaría su vida: "No estoy avergonzado de decir que, arrastrado por mi entusiasmo, me arrodillé y agradecí al Cielo desde el fondo de mi corazón... por haberme permitido vivir en ese tiempo".
Estuvo unos tres meses de entrenamiento y fue enviado al frente occidental. Sirvió en Francia y Bélgica, como mensajero de la 1ª Compañía del 16º Regimiento de Infantería Bávaro de Reserva, allí se enfrentó al fuego enemigo. Participó en la Primera Batalla de Ypres, donde su unidad cayó en cuatro días. Al finalizar la batalla, solamente quedaron 600 soldados para seguir combatiendo, de los 3.500 que fueron en un principio.
Aunque sus oponentes políticos después lo tacharon de cobarde, parece que esta es una de las acusaciones que no tiene fundamento. En 1916, en el norte de Francia, Hitler fue herido en una pierna. Regresó al frente en marzo de 1917 y lo ascendieron a cabo, pero ese fue el grado más alto al que llegó, porque consideraban que no poseía dotes de mando.
Hitler fue condecorado en dos ocasiones, en una de ellas recibió la Cruz de Hierro de 2ª clase el 2 de diciembre de 1914 y la Cruz de Hierro de 1ª Clase el 4 de agosto de 1918. Estos honores no se suelen dar a soldados de tan baja graduación. Hitler ganó su última Cruz de Hierro, según diversos testimonios, al haber capturado sin ayuda a quince soldados enemigos, pero ningún registro militar apoya esta condecoración ni hay ninguna prueba de que esto sea cierto.
A Hitler lo consideraban un soldado "correcto", aunque impopular entres sus compañeros porque tenía una actitud poco crítica hacia los superiores. "Respetar al superior, no contradecir a nadie, obedecer a ciegas", decía, describiendo su actitud mientras era enjuiciado por el putsch de Múnich en 1923. Uno de sus camaradas dijo: "Lo maldecíamos y lo encontrábamos intolerable. Había un cuervo blanco entre nosotros que no quería seguirnos la corriente cuando maldecíamos la guerra".
Y era así, Hitler nunca se quejaba y aunque pudo salir cuando se estuvo recuperando de la herida en su pierna en el hospital de Berlín, nunca pidió permiso para abandonar.
Al regresar, pronosticaba repetidamente que Alemania perdería la guerra por culpa de los judíos y marxistas, que acusaba de robar a la nación y no prestar el servicio militar.
También decían, que Hitler no recibía cartas de amigos ni de familiares y tampoco acompañaba a los soldados cuando hablaban de mujeres.
En el periódico del ejército, aprovechó para dibujar algunas historietas y dibujos de instrucción durante la guerra.
Poco antes de que finalizara la guerra, el 13 de octubre de 1918, Hitler se quedó atrapado en un ataque de gas venenoso británico cerca de Ypres. Lo trasladaron a un hospital de campaña y allí se quedó ciego temporalmente por los gases tóxicos. El 10 de noviembre, a medio recuperar en un hospital militar al noroeste de Berlín, le informaron que la monarquía había sido depuesta y que se había proclamado la República de Weimar. Al enterarse de que al día siguiente se iba a firmar un armisticio y que la guerra la habían perdido, se quedó ciego de nuevo.
Bernhard Horstmann, en una investigación, dijo que la ceguera temporal de Hitler pudo haber sido resultado de una reacción histérica a la derrota alemana.
Durante aquella experiencia, Hitler dijo que al quitarse la venda de sus ojos, descubrió que el objetivo de su vida era lograr la salvación de Alemania. Mientras tanto, fue tratado por un especialista en psiquiatría y un médico militar, que según informaron, el diagnóstico sobre Hitler era "incompetente para comandar gente" y "peligrosamente psicótico".
Su comandante declaró: "¡Nunca promoveré a este histérico!".
El historiador Sebastian Haffner, se refería a la experiencia de Hitler en el frente, como que al menos se había medio entendido con los militares.
En noviembre de 1918 se produjo esa derrota alemana, que impactó demasiado a Hitler, porque era firme en su creencia popular de que el ejército alemán permanecería invicto, al igual que pensaban otros nacionalistas alemanes, Hitler culpó a los socialdemócratas "los criminales de noviembre" por el armisticio.
Una explicación extendida por la derecha más conservadora sobre las causas de la derrota era la " Dolchstoßlegende" ("Leyenda de la puñalada por la espalda"), que intentaba argumentar que a espaldas del ejército, los políticos socialistas y marxistas habían traicionado y "apuñalado" por la espalda a los alemanes y a sus soldados.
El Tratado de Versalles culpabilizó a Alemania de los horrores de la Primera Guerra Mundial y le impuso al país germano, reparaciones de guerra y otras sanciones muy perjudiciales económicamente. Entre Woodrow Wilson, presidente pacificador de EE.UU. y George Clemenceau, algo menos pacificador, surgieron muchas controversias durante la negociación del documento. Entre los objetivos de Reino Unido y Francia, no entraba la reconciliación con Alemania, porque desde el siglo XIX, el país había rivalizado con estas dos potencias por la hegemonía de Europa y el control sobre los territorios coloniales en África y Asia.
Este tratado lo consideraron los alemanes como una humillación y fue un importante factor para las posteriores creaciones de algunas reivindicaciones políticas y territoriales demandadas por Hitler y su Partido Nacionalista al llegar al poder.
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