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Recrean el perfume de la egipcia Hachepsut de hace 3.500 años

Un grupo de científicos de la Universidad de Bonn, quieren recrear el perfume de la faraona Hachepsut, 3.500 años después de su muerte, según informó un portavoz del centro académico.

Investigan a través de la tomografía por ordenador un frasco que contiene algunos restos solidificados del perfume.


El frasco, con filigranas y una inscripción con el nombre de la faraona, se ha conservado en buen estado y por ello "merece la pena" analizarlo a través de rayos X, según apuntó el comisario del museo Egipcio de la Universidad de Bonn, Michael Höveler-Müller. "Mediante la radiología se peuden distinguir claramente los restos solidificados de un líquido", explicó.

Hachepsut, era una poderosa reina de Egipto en torno a 1749 a.C., durante más de 20 años ostentó el poder a pesar de que en un principio iba a ser sólo regente hasta que su hijastro y heredero Tutmosis III (que tenía 3 años), tuviera la edad suficiente para poder gobernar. Se sabe que la faraona organizó durante su regencia una expedición a Punt, antiguo territorio situado en la costa africana del océano Índico, Eritrea en la actualidad.

"Suponemos que está compuesto en parte por incienso, que es el perfume de los dioses", explicó Michael.

Los egipcios importaban de Punt muchos objetos y materiales de valor desde el tercer milenio a.C, madera de ébano, marfil, oro y también plantas de incienso, que la faraona llegó a plantar en las cercanías de su templo funerario.

Por el momento, los investigadores quieren seguir analizando los restos y el frasco. En un año aproximadamente podrían obtener resultados, que de ser positivos, podrían conseguir recrear el perfume milenario.

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Anatoli Onoprienko - Ciudadano "O" - Mayor asesino de la historia de Ucrania


Nació en Zhytomyr - Ucrania, el 25 de Julio de 1959. Conocido como "La Bestia de Ucrania", "El Exterminador" y "Ciudadano O".

De estatura media y con aspecto de deportista, es una persona educada, racional, con una excelente memoria y sin piedad alguna ni arrepentimiento.

Soltero y padre de un niño, él mismo ha reconocido que su infancia había sido muy difícil, su madre murió cuando él tenía 4 años y su padre y hermano mayor lo habían abandonado en un orfanato.

Se embarcó como marino y había sido bombero en la ciudad de Dneprorudnoye. Después emigró al extranjero para trabajar como obrero, aunque según confesó después su fuente de ingresos eran los robos y asaltos.

Todo comenzó a finales de los años 80.

En 1989, él junto a su socio Serhiy Rogozin, robaron y mataron a nueve personas.

Con la policía pisándole los talones, decidió abandonar el país ilegalmente para recorrer Francia, Grecia, Austria y Alemania, donde incluso estuvo seis meses arrestado por robo, después fue expulsado del país.

En 1995 volvió a Ucrania.

Entre octubre de 1995 y marzo de 1996, la región de Zhitomir vivió aterrorizada por una serie de 43 asesinatos.

La nochebuena de 1995, se produjo un ataque en la vivienda de la familia Zichenko. El padre, la madre, dos niños muertos y la casa incendiada después para no dejar huellas. De este espantoso crimen múltiple sólo obtuvo un botín de un crucifijo de oro con cadena, un par de alianzas y dos pares de pendientes.

A los seis días repitió con otra familia, asesinando a sus cuatro miembros. Hasta ocho familias fueron asaltadas y asesinadas durante aquellos meses en las regiones de Odesa, Lvov y Dniepropetrovsk.

Onoprienko, seguía los pasos del legendario Andrei Chikatilo, ambos mataron al mismo número de víctimas, aunque son muy diferentes.

Chikatilo, ejecutado en 1994, era un maniaco sexual, sólo mataba a mujeres y niños. Violaba y mutilaba a sus víctimas, a veces se comía las vísceras. Sin embargo Onoprienko, era un ladrón que mataba por robar, con una brutalidad extrema, pero nada que ver con escenas del maniaco sexual. Chikatilo realizó sus matanzas en once años, sin embargo Onoprienko en seis meses.

Tras cometer estos crímenes, en Ucrania se inició una de las investigaciones más grandes y complicadas, después de la iniciada para la detención de Andrei Chikatilo. El Gobierno ucraniano envió a Zhitomir a una buena parte de la Guardia Nacional más de 2000 investigadores de la policía local y federal.

Los policías es sus investigaciones hicieron una lista y en ella aparecía un hombre que viajaba con mucha frecuencia por el sudoeste de Ucrania para visitar a su novia.

En marzo de 1996, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) detuvieron a Yury Mozola, un joven de 26 años, como sospechoso de los asesinatos. Estuvieron torturandolo durante seis días, mediante fuego y cargas eléctricas. El joven se negaba a confesar los hechos y murió en medio de la tortura. Siete responsables de la muerte de Mozola fueron encarcelados por este hecho.

Las sospechas se dirigían cada vez más a Onoprienko, encontraron las pruebas definitivas en el apartamento de su novia y su hermano. Una pistola robada y 122 objetos pertenecientes a las víctimas terminaron por confirmar que estaban detrás del asesino en serie.

Cuando la policía le pidió los documentos identificativos en la puerta de su casa, Onoprienko se resistió, incluso intentó conseguir un arma para defenderse.

Fue arrestado y confesó ocho crímenes perpetrados entre 1989 y 1995. Negó el resto de los asesinatos, aunque pronto admitiría que en seis años había matado a 52 personas.

No se arrepentía de ninguno de sus actos, en una ocasión afirmó que oía una serie de voces en su cabeza de unos "dioses extraterrestres" que lo habían escogido por considerarlo "de nivel superior" y le habían ordenado llevar a cabo todos los crímenes. Aseguró también que poseía poderes hipnóticos y que podía comunicarse con los animales a través de telepatía, además de poder detener el corazón con la mente a través de ejercicios de yoga.

Lunes 23 de Noviembre de 1998, se iniciaba en la ciudad de Zhitormir, el esperado juicio del ucraniano acusado de haber asesinado a 52 personas. La gente gritaba pidiendo su cabeza y él se mantenía frío, calculador, con mucha calma. Seguía sin arrepentirse de sus crímenes, lo había confesado en una declaración entregada a la prensa por su abogado antes del juicio.

Reconoció ante el juez que había matado a 52 personas, 42 adultos y 10 niños, entre los años 1989 y 1996.

considerado como el mayor asesino de toda la historia de Ucrania y de la antigua Unión Soviética. Los familiares de las víctimas y el pueblo lo califican de "bestia demoníaca", "animal" o "ser monstruoso".

El juicio de este asesino en serie fue uno de los más complejos y costosos de toda la historia judicial en Ucrania, con más de 400 testigos y centenares de especialistas que pasaron por el estrado.

Los informes de los peritos médicos calificaron a Onoprienko como un hombre perfectamente cuerdo que podía y debía de asumir las consecuencias de sus actos.

Él mismo se definía como un "ladrón" que mataba para robar a sus víctimas.

La acusación pidió la pena de muerte, incluso el Presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, dio explicaciones al Consejo de Europa para violar en este caso la moratoria de ejecución de la pena de muerte que su país mantiene desde marzo de 1997.

El fallo del juicio fue culpable, aunque la pena de muerte fue conmutada por la cadena perpetua.
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Anna Frank

Imágenes de Anna Frank en vídeo - Artículo 08/10/2009

Annelies Marie Frank, conocida como Anna Frank, nació en Fráncfort del Meno - Hesse - Alemania, el 12 de Junio de 1929 y falleció en un campo de concentración de Bergen - Belsen - Baja Sajonia - Alemania, en un día de Marzo de 1945.
Ana Frank, hija de Otto Heinrich Frank (12-05-1889/19-08-1980) y Edith Hollander (16-01-1900/06-01-1945), tenía una hermana mayor que ella, Margot Frank (16-02-1926/09-03-1945)


De una familia de patriotas alemanes que habían participado en la I Guerra Mundial, era una niña judia-alemana que junto a su familia tuvo que mudarse a Amsterdam huyendo de los nazis.

Cuando Ana cumplió los 13 años, el 12 de Junio de 1942, recibió un cuaderno pequeño que le había pedido a su padre unos días antes. Lo había señalado en una vitrina, era un libro de autógrafos, empastado en tela de cuadros rojo y negro, con una pequeña cerradura en el frente.

Ana tenía decidido utilizarlo como un diario y empezó a escribir en él casi el mismo día en el que se lo regalaron.

Se describía a ella misma, a su familia, su vida en el colegio y en casa. Ana siempre había hechado en falta tener una amiga de esas que se dícen "amigas del alma", así que empezó a escribir en su diario como si lo hiciera a su amiga imaginaria a la que llamaba Kitty.
Cada vez que escribía comenzaba con "Querida Kitty". Realmente se refería a Kathe Zgydie, una compañera de estudios a la que afectuosamente a llamaban "Kitty".
En su diario, Ana escribía en forma de cartas todo lo que le ocurría en su vida diaria. Sus amigos, las clases, los lugares que le gustaban de su vecindario y también empezaba a mostrar la simpatía que tenía con algunos chicos. Como cualquier niña empezaba a sentir atracción por los niños, mostrando en sus cartas una forma de vida típica de una niña de su edad.

En el diario también empezó a escribir los cambios que iba notando con la ocupación alemana y lo que ella sentía, su punto de vista, cartas en las que detallaba la presión a la que estaban sometidos y de momento otras cosas que nada tenían que ver.

Lo que más impacta de este diario es el hecho de que una niña, con toda su inocencia, pensando en cosas de chicas típicas empezara a contar al mismo tiempo lo que iba viendo y cómo iban cambiando las cosas, como por ejemplo, cuando escribió acerca de las estrellas que tenían que llevar todos los judíos en público, persecuciones o restricciones a la población judia.

Ana y su familia vivían como podían, siempre con el temor de las llamadas a los campos de trabajo, hasta que un día de Julio de 1942, su hermana Margot Frank de 15 años, recibió ese temido aviso ordenándole que se presentara para la deportación hacia uno de ellos.

En aquel momento a Ana la informó su padre Otto, de un plan que había preparado junto a sus empleados de mayor confianza y que conocía también su madre y hermana desde hacía no muchos días, era esconderse.

Eso es lo que hicieron, se escondieron en la Achterhuis, situada en un viejo edificio en el Prinsengracht, un canal en el lado occidental de Amsterdam y cuya puerta estaba escondida detrás de una estantería. El edificio principal estaba situado a una manzana de Westerkerk, típico de los barrios del oeste de Amsterdam.

Se trasladaron el 9 de Julio de 1942 y toda la familia se mudo al escondite, dejando su casa desordenada para hacer pensar a la Gestapo que había sido abandonada de manera súbita, rápida. Su padre dejaría una nota en la que daban a entender que se habían escapado a Suiza.

Tuvieron que hacer el traslado de varios kilómetros a pié, ya que los judios no podían utilizar los medios de transporte públicos, se pusieron mucha ropa, una encima de la otra, para poder llevarse el máximo de prendas encima y no portar maletas para no ser descubiertos.

La Achterhuis es una palabra holandesa que significa huis-casa y achter-más atrás. Tenía tres pisos en la parte trasera del edificio con acceso a un patio detrás de las oficinas de Opekta.
En el primer piso habían dos pequeñas habitaciones con un baño sobre el que se encontraba otra habitación más grande y otra más pequeña al lado que subía hacie el ático.

La puerta de achterhuis la cubrieron con una estantería para taparla y que no se pudiera ver. Anna llamaba a esta puerta como el "anexo secreto".

Victor Kugler (kraler), Johannes Kleiman (Koophuis), Miep Gies y Elisabeth "Bep" Voskuijl, eran los únicos empleados que sabían que la familia Frank estaba escondída y junto a Jan, esposo de Gies y Johannes Hendrik Voskuijl, padre de Voskuijl, eran los que ayudaban a la familia de Ana a sobrevivir en el escondite.
Eran las únicas personas a las que veían que tuvieran que ver con el mundo exterior. Cada vez que íban a verlos los abastecían de comida y cosas necesarias para la supervivencia y seguridad, cosa que cada vez les resultaba más difícil a medida que iba pasando el tiempo, al mismo tiempo los informaban de los eventos políticos y últimas noticias de la guerra.

Ane escribió en su diario sobre estas personas que estában ayudándoles, cómo se esforzaban para mantenerlos animados y la familia Frank incluyendo a la misma Ana, sabían el riesgo que corrían esas personas, ya que dar refugio a judíos se penaba en aquel momento con la muerte.

A las dos o tres semanas de estar escondidos se les unió la familia de van Pels (Van Daan): Hermann, Auguste y Peter de 16 años. En noviembre llegaría Fritz Pfeffer (Albert Dussel), dentista y amigo de la familia. Eran un total de ocho personas escondidas.

En un principio Ana estaba encantada e ilusionada de tener a más personas con las que poder hablar y distraerse de ese confinamiento al que estaban sometidos. Todo esto duro poco tiempo y empezaron los problemas entre unos y otros. Ana compartía habitación con Pfeffer, a la que veía insoportable, se peleó con Auguste van Pels, que lo veía fuera de sus cabales y la relación con su madre también se resintió, ella se llevaba mejor con su padre, con el que mantenía largas conversaciones, sin embargo, con su madre sentía que no tenía casi nada en común, la veía muy abstraída.


En alguna ocasión también discutió con su hermana Margot, pero eran discusiones de adolescentes que no llegaban a nada.

Ana seguía estando muy unida a su padre, al que le contaba sus sueños, lo que quería hacer cuando pudieran salir del escondite, los lugares que deseaba visitar.

Como cualquier niña de su edad, empezó a sentir algo por Peter, lo veía muy gentil, comenzaba a saber lo que podía llegar a ser el amor hacia otra persona.

Ana escribía y escribía en su diario, pasaba todo el tiempo leyendo, estudiando y plasmando sus ideas en las cartas. Es curioso el cambio que se iba produciendo en ella con el paso del tiempo en todos los aspectos. Era muy reservada con muchos temas, como los sentimientos, creencias, ambiciones, no hablaba con nadie de ello, sólo algunas cosas con su padre. Ella se sentía más cómoda escribiendo, se sentía más segura, hablaba de sus creencias en Dios, naturaleza humana. Adquirió mucho conocimiento en los poco más de dos años en los que estuvo en el escondite por leer tantos libros.


Su última anotación la escribió el 1 de Agosto de 1944.

La mañana del 4 de Agosto de 1944, la policía (Grüne Polizei), siguiendo una pista de un informador que nunca fue identificado, asaltó la achterhuis. El sargento de la SS, Karl Silberbauer de la Sección IVB4 del Servicio de Seguridad (SD) y al menos dos policías más, acabaron con las esperanzas de la familia Frank y sus compañeros, de permanecer en el escondite hasta que pasara la guerra.
Los sacaron del escondite, fueron introducidos en camiones y trasladados para ser sometidos a interrogatorios. Miep Gies y Bep Voskuijl pudieron marcharse, pero Victor Kugler y Johannes Kleiman fueron encarcelados, la familia Frank no fue liberada.
Fueron Miep y Bep los que regresaron después a la achterhuis y encontraron las anotaciones de Ana desparramadas por el suelo, las recogieron junto a varios álbumes de fotos de familia y los guardaron, pensaban devolvérselo a ana cuando acabase la guerra.
Los llevaron a una casa de un campo en Westerbork, era un sitio de tránsito por el que hasta ese momento habían pasado más de 100.000 judíos.

El 2 de Septiembre de 1944, fueron deportados junto a su grupo al campo de concentración de Auschwitz (hoy al sur de Polonia). Tardaron tres días en llegar, donde fueron separados según sexo. No se volverían a ver nunca más.

De los 1.019 pasajeros que íban en el tren, 549 (incluyendo niños menores de 15 años), fueron seleccionados directamente y enviados a la cámara de gas, para ser asesinados.

Ana se salvó porque había cumplido 15 años tres meses antes. Todos los que habían estado en la achterhuis sobrevivieron a esa elección, aunque Ana siempre pensó que su padre había sido asesinado ese primer día.

Ana, junto al resto de mujeres que no habían sido seleccionadas para ser asesinadas en la cámara de gas, fueron obligadas a permanecer desnudas y ser desinfectadas, trámite que hacían siempre en los campos de concentración. Le raparon la cabeza y le tatuaron un número de identificación en el brazo.

Por el día, las mujeres realizaban trabajos forzados y por la noche las hacinaban en barrancones frigoríficos, por lo que era muy fácil contraer enfermedades de forma rápida. Ana no tardó mucho tiempo en tener la piel llena de costras.

El 28 de Octubre del mismo año, comenzó la selección de reubicación de mujeres. Iban a ser trasladadas más de 8.000 mujeres, entre ellas, Ana Frank, Margot Frank, Auguste van Pels, hacia Bergen-Belsen.

La madre de Ana, Edith Frank, no fue trasladada.
En Bergen-Belsen, levantaron tiendas para acoger a la gran afluencia de prisioneros, entre ellos estaban Ana y su hermana. El índice de mortalidad era muy alto, ya que cuanta más población había, más rapidamente se propagaban las enfermedades.
Ana hizo amistades durante un breve periodo de tiempo con dos amigas, Hanneli Pick Goslar (llamada "Lies" en el diario) y Nanette Blitz, que sobrevivieron a la guerra.

Ellas, contaron como Ane, desnuda, salvo por un trozo de manta, les explicó que estaba infestada de piojos, se había despojado de sus ropas.
Sus amigas la describían como calva, demacrada, temblorosa, muy enferma, pero siempre preocupada por su hermana Margot, cuyo estado parecía que era más grave que el de Ana. Ellas no llegaron a conocer a Margot, ya que permanecía en su litera, estaba demasiado débil. Y Ana les dijo que estaban solas porque sus padres habían muerto.

En marzo de 1945, el tifus llegó al campo de concentración. Fue una epidemia que se propagó rapidamente, acabando aproximadamente con la vida de 17.000 personas.

Algunos testigos dícen que Margot, muy enferma, no murió a causa de su estado, si no porque se cayó de su litera y el golpe causó su muerte. Pocos días después moría Ana.

Hay relatos que dícen, que Ana, antes de morir, salió al exterior y se apoyó en un árbol justo antes de morir.

También hay otras leyendas o realidades, que dícen que se puso su abrigo de color rojo que tanto le gustaba, ya que íba en los últimos tiempos desnuda a causa de sus costras y enfermedad. En este relato insisten en que salió con ese abrigo rojo y murió apoyada en un árbol.

Lo que es seguro, es que falleció unos días después que su hermana.

La suerte no estuvo con ninguna de las dos hermanas, ya que pocos días después de que fallecieran, el campo de concentración era liberado por las tropas británicas, el 15 de abril de 1945.
De las ocho personas que vivieron en la achterhuis, incluida Ana, sólo sobrevivió su padre.

Ana y Margot Frank - Fallecieron en el mes de marzo de 1945 en Bergen-Belsen.
Edith Hollander (madre de Ana) - Murió el 6 de Enero de 1945 en Austwitz-Birkenau.

Herman Van Pels - Fue gaseado nada más llegar a Auschwitz-Birkenau, el 06-09-1944.
Auguste (Esposa de Herman) - Murió entre el 9 de abril y el 8 de mayo de 1945, en Alemania o Checoslovaquia.
Peter (Hijo de ambos) - Murió el 5 de mayo de 1945 en el campo de concentración de Mauthausen - Austria, después de ser trasladado andando desde Auschwitz.
Friedrich Pfeffer (el dentista) - Murió el 20 de diciembre de 1944 en el campo de concentración de Neuengamme.
Johannes Kleiman y Victor Gustav Kugler, socios comerciales de Otto Frank, que ayudaron a Ana y su familia mientras permanecieron escondidos, fueron arrestados por ayudarlos y sentenciados a realizar un Arbeitseinsatz (servicio de trabajo) en Alemania, sobrevivieron a la guerra.

El padre de Ana, Otto Frank, tenía la esperanza de que sus dos hijas hubieran sobrevivido, ya que sabía que su mujer había muerto, pero la cruz roja le informó de que sus dos hijas no lo habían conseguido.

Fue entonces cuando Miep Gies, le entregó el diario de su hija. Tras leerlo, Otto quedó impresionado por la constancia de su hija escribiendo día a día todo lo que habían vivido en el escondite.
Ana expresaba en su diario que quería ser escritora, así que su padre empezó a repasar sus cartas, quitando algunas cosas como por ejemplo, las partes en las que Ana no hablaba bien de su madre (se disgustaba mucho con ella) o su floreciente sexualidad.

Finalmente y después de varios intentos, el Diario de Ana Frank, fue publicado en Holanda en 1947, bajo el título "Het Achterhuis" (La casa de atrás). A partir de ese momento, fue reimpreso, traducido en muchos idiomas, ha recibido premios y está considerado como toda una reliquia del Holocausto, que muestra los pensamientos más intimos de una niña, en su paso hacia la adolescencia, con sus ilusiones y miedos, familia, compañeros y deseos más profundos y cómo, se cortó su vida, al igual que los más de 6 millones de judíos que fallecieron en el mayor genocidio de toda la historia de la humanidad, el Holocausto.

El diario de Ana Frank, te acerca al Holocausto desde otro punto de vista.

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11-M Los trenes de la muerte, Madrid 11 de Marzo de 2004

Aunque no hace demasiado tiempo y permanece en nuestra memoria reciente, ya forma parte de la historia de España.

191 muertos y más de 1.500 heridos.

A todas las víctimas, nunca os olvidaremos..

















11 de Marzo de 2004

7:37 Una bomba explota en un cercanías de la estación de Atocha, un minuto después otras dos explosiones se producen en el mismo tren. El pánico y el caos invaden los andenes y escaleras mecánicas de la terminal de la estación.

7:38 Explotan otras dos bombas en un tren de la estación de El Pozo y otra en Santa Eugenia.

7:39 Cuatro explosiones más en otro tren a 500 metros de Atocha.


En tres minutos explotaron 10 bombas en el mayor atentado terrorista perpetrado jamás en España y Europa.




El despertar de esa mañana en Madrid no se olvidará nunca, entre caos, sirenas, gritos, todo ello retransmitido por las emisoras de radio y el horror de las primeras imágenes de la masacre.

En el resto del país, todos los españoles nos levantamos con la impotencia, desesperación, horror e incredulidad de lo que estaba pasando.

Jamás olvidaré ese día, la incertidumbre de lo que estaba pasando, el esperar las noticias y aferrarnos al televisor, Internet, la radio, intentando, porque ya no se podía, llamar a amistades de Madrid para saber si estaban bien. Esta tragedia ha marcado un antes y un después en los españoles y en la historia.

Cientos de estudiantes y trabajadores que en hora punta, como hacían a diario, habían tomado uno de los cuatro trenes.

Los equipos de emergencia se movilizan de inmediato y se improvisan hospitales de campaña para atender a víctimas en plena calle. Se suspenden todos los recorridos de Renfe hacia Madrid, tanto en origen como en destino, se cortan líneas de Metro, se activa la operación "Jaula".. el centro y los accesos y salidas de la capital están durante horas y horas colapsados.


Todos los madrileños acuden en masa para donar su sangre, en los hospitales ponen en marcha el Plan de Emergencia de Catástrofes. La impotencia, tristeza, solidaridad, es el sentimiento de todos los ciudadanos, tanto de la capital como del resto del país.

Nadie puede creer lo que está ocurriendo, vamos viendo más y más imágenes que nos muestran la cruda realidad, la magnitud de la tragedia. Vemos todos esos cuerpos sin vida de esas personas que nada tienen que ver con los motivos de estos atentados. Miles de historias, sueños, ilusiones se rompen en menos de 3 minutos.

Es imposible digerir la tragedia, de hecho tardamos mucho en reaccionar de lo que había pasado, todavía hoy pensamos en aquel día y se nos acelera el corazón.

Personas que ofrecieron y ayudaron a los servicios de emergencias para intentar rescatar al mayor número de personas. Ese día en Madrid, no había profesión, no había nada, toda la gente intentó ayudar en lo que podía.


Móviles.. muchas declaraciones posteriores mostraban su profunda tristeza al recordar todos esos móviles que no paraban de sonar, familiares buscando a los suyos, queriendo saber si estaban bien, pero desgraciadamente esa respuesta no llegaba y seguían sonando una y otra vez, habían decenas de ellos tirados.

Faltaban sólo tres días para las elecciones generales, todos los partidos cancelaron sus agendas, finalizaron sus campañas.

Por primera vez, desde el 23-F, el Rey se dirigía a la nación mostrando su solidaridad con las víctimas y pidiendo "unidad, firmeza y serenidad" en la lucha contra el terrorismo.

En un principio y aunque la banda terrorista lo desmentía, todas las miradas iban dirigidas a ETA. El Gobierno sigue esa teoría aunque ya existen las primeras pistas que apuntan al terrorismo islamista.

El sábado 13 de Marzo, jornada de reflexión electoral, tres terroristas marroquíes, entre ellos Jamal Zougam, considerado uno de los autores materiales de los atentados y dos indios, saltan a las portadas de los medios de comunicación. Son los primeros detenidos en relación con los atentados.

En toda España esta masacre produjo un gran impacto, nos movilizamos en manifestaciones en contra del terrorismo, en solidaridad con las víctimas y sus familiares por todos los rincones de cualquier ciudad.

Al día siguiente España vota en las elecciones marcada por la tragedia.

Las imágenes de los atentados recorren toda Europa y resto del mundo, que se muestra solidarizado con la terrible masacre.

El Pabellón 6 de IFEMA, los coches fúnebres que no paraban de llegar a ese recinto ferial.. familiares que tenían que acudir a reconocer a las víctimas, momentos tan crueles para todas esas personas, inolvidables para la retina de todos los que lo veíamos en la distancia.

En aquel momento y aunque hoy día mucha gente sigue pensando que los atentados fueron a causa de la presencia de España en la guerra y colaboración con EE.UU., seguimos desgraciadamente en el punto de mira de los terroristas islamistas, por causas diferentes, concretamente entre los 6 países primeros en el punto de mira amenazados por estos individuos que pretenden alcanzar sus objetivos por medio del derrame de sangre de personas de todo el mundo.

Hoy, hace 5 años que ocurrieron estos atentados que han dejado una marca imborrable en todos los españoles y resto del mundo. Nunca olvidaremos lo que pasó aquel 11-M

Momumento a las víctimas en la estación de Atocha

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11-M: Vidas rotas, historia de cada víctima

En este enlace, hay una a una todas las víctimas, con la historia de cada una de ellas.

Pincha aquí

Un excepcional trabajo de El Mundo
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11-M: Monumentos en memoria de las víctimas

Monumento de Atocha



La cúpula está hecha con los cristales más grandes del mundo. Por dentro se pueden leer frases que la gente fue dejando durante los días posteriores al atentado y los nombres de todas las víctimas.

Monumento de Leganés



Parque del Retiro, un ciprés por cada víctima, 'Bosque del recuerdo'


Monumento de Santa Eugenia



Lugares singulares y emblemáticos de la capital también contienen elementos para el recuerdo.
En la Puerta del Sol, la Real Casa de Correos luce una placa de homenaje del pueblo de Madrid a quienes socorrieron a las víctimas. Sólo otro hecho histórico ha motivado la colocación de una placa en honor al movimiento ciudadano en el centro neurálgico de la ciudad y ése fue el levantamiento del pueblo de Madrid ante los franceses el 2 de mayo de 1808.

En Coslada se erigió "La espiral de la templanza"

Una placa en el Ayuntamiento agradece su actuación a las personas que prestaron ayuda a los afectados ("No nos fuimos, mirad al cielo, somos luz de una estrella", reza). En Rivas Vaciamadrid son los versos de León Felipe los que flanquean el monumento a los fallecidos: "Luz... cuando mis lágrimas te alcancen la función de mis ojos ya no será llorar, sino ver". San Martín de la Vega y Valdemoro también dedicaron monumentos a las víctimas y Villaviciosa de Odón, una plaza.

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11-M: Lista completa de fallecidos

ABAD QUIJADA EVA BELEN
ABRIL ALEGRE OSCAR
ACERO USHIÑA LILIANA GUILLERMINA
AGUADO ROJANO FLORENCIO
ALONSO RODRIGUEZ JUAN ALBERTO
ALVAREZ GONZALEZ MARIA JOSEFA
ANDRIANOV ANDRIYAN ASENOV
APARICIO SOMOLINOS MARIA NURIA
ARENAS BARROSO ALBERTO
ASTOCONDOR MASGO NEIL HEBE
AVILA JIMENEZ ANA ISABEL
BADAJOZ CANO MIGUEL ANGEL
BALLESTEROS IBARRA SUSANA
BARAHONA IMEDIO FRANCISCO JAVIER
BARAJAS DIAZ GONZALO
BEDOYA GLORIA INES
BEN SALAH IMDDAOUAN SANAE
BENITO SAMANIEGO RODOLFO
BODEA ANCA VALERIA
BOGDAN LIVIA
BRASERO MURGA FLORENCIO
BRAVO SEGOVIA TRINIDAD
BRYK ALINA MARIA
BUDAI STEFANBUDI TIBOR
CABREJAS BURILLO MARIA PILAR
CABRERO PEREZ RODRIGO
CALVO GARCIA MILAGROS
CANO CAMPOS SONIA
CANO MARTINEZ ALICIA
CARRILLERO BAEZA JOSE MARIA
CARRION FRANCO ALVARO
CASAS TORRESANO FRANCISCO JAVIER
CASTILLO MUÑOZ CIPRIANO
CASTILLO SEVILLANO INMACULADA
CENTENERA MONTALVO SARA
CISNEROS VILLACIS OSWALDO MANUEL
CIUDAD REAL DIAZ MARIA EUGENIA
CONTRERAS ORTIZ JACQUELINE
CONTRERAS SANCHEZ MARIA SOLEDAD
CRIADO PLEITER MARÍA PAZ
DE BENITO CABOBLANCO ESTEBAN MARTIN
DE LAS HERAS CORREA SERGIO
DE LUNA OCAÑA MIGUEL
DE MIGUEL JIMENEZ ALVARO
DEL AMO AGUADO JUAN CARLOS
DEL RIO MENENDEZ MARTA
DEL RIO MENENDEZ NURIA
DIAC NICOLETA
DIAZ HERNANDEZ BEATRIZ
DIMA GEORGETA GABRIELA
DIMITROVA PAUNOVA TINKA
DIMITROVA VASILEVA KALINA
DJOCO SAM
DOS SANTOS SILVA SERGIO
DURAN SANTIAGO MARIA DOLORES
ELAMRATI OSAMA
ENCINAS SORIANO SARA
FERNANDEZ DAVILA CARLOS MARINO
FERNANDEZ DEL AMO MARIA
FERRER REYMADO REX
FIGUEROA BRAVO HECTOR MANUEL
FRUTOS ROSIQUE JULIA
FUENTES FERNANDEZ Mª DOLORES
GALLARDO OLMO JOSE
GALLEGO TRIGUERO JOSE RAUL
GAMIZ TORRES MARIA PILAR
GARCIA ALFAGEME ABEL
GARCIA ARNAIZ JUAN LUIS
GARCIA FERNANDEZ BEATRIZ
GARCIA GARCIA-MOÑINO MARIA DE LAS NIEVES
GARCIA GONZALEZ ENRIQUE
GARCIA MARTINEZ CRISTINA AURELIA
GARCIA PRESA CARLOS ALBERTO
GARCIA SANCHEZ JOSE
GARCIA SANCHEZ JOSE MARIA
GARROTE PLAZA JAVIER
GENEVA PETRICAGIL PEREZ (Y FETO) ANA ISABEL
GOMEZ GUDIÑA OSCAR
GONZALEZ GAGO FELIX
GONZALEZ GARCIA ANGELICA
GONZALEZ GRANDE TERESA
GONZALEZ ROQUE ELIAS
GRACIA GARCIA JUAN MIGUEL
GUERRERO CABRERA JAVIER
GUTIERREZ GARCIA BERTA MARIA
HERMIDA MARTIN PEDRO
IGLESIAS LOPEZ ALEJANDRA
ITAIBEN MOHAMED
IZQUIERDO ASANZA PABLO
JARO NARRILLOS Mª TERESA
KLADKOVOY OLEKSANDR
LAFORGA BAJON LAURA ISABEL
LEON MOYANO MARIA VICTORIA
LOMINCHAR ALONSO MARIA DEL CARMEN
LOPEZ DIAZ MIRIAM
LOPEZ PARDO Mª DEL CARMEN
LOPEZ RAMOS Mª CRISTINA
LOPEZ-MENCHERO MORAGA JOSE MARIA
MACÍAS RODRÍGUEZ MARÍA JESÚS
MANCEBO ZAFORAS FCO JAVIER
MANZANO PEREZ ANGEL
MARIN CHIVA VICENTE
MARÍN MORA ANTONIO
MARTÍN BAEZA BEGOÑA
MARTIN FERNANDEZ ANA
MARTIN PACHECO LUIS ANDRES
MARTIN REJAS MARIA PILAR
MARTINAS ALOIS
MARTINEZ RODRIGUEZ CARMEN MONICA
MELGUIZO MARTINEZ MIRIAN
MENGIBAR JIMENEZ JAVIER
MICHELL RODRIGUEZ MICHAEL
MODOL STEFAN
MOPOCITA MOPOCITA SEGUNDO VICTOR
MORA DONOSO ENCARNACION
MORA VALERO Mª TERESA
MORAL GARCIA JULIA
MORENO ARAGONES FRANCISCO
MORENO ISARCH JOSE RAMON
MORENO SANTIAGO EUGENIO
MORIS CRESPO JUAN PABLO
MUÑOZ LARA JUAN
NARVAEZ DE LA ROSA FRANCISCO JOSE
NEGRU MARIANA
NOGALES GUERRERO ISMAEL
NOVELLON MARTINEZ INES
ORGAZ ORGAZ MIGUEL ANGEL
PARDILLOS CHECA ANGEL
PARRONDO ANTON SONIA
PASTOR PEREZ JUAN FRANCISCO
PAZ MANJON DANIEL
PEDRAZA PINO JOSEFA
PEDRAZA RIVERO MIRIAN
PELLICARI LOPEZOSA ROBERTO
PEREZ MATEO Mª PILAR
PINEL ALONSO FELIPE
PLASENCIA HERNANDEZ MARTHA SCARLETT
PLES ELENA
POLO REMARTINEZ MARIA LUISA
POPA IONUT
POPESCU EMILIAN
PRIETO HUMANES MIGUEL ANGEL
QUESADA BUENO FRANCISCO ANTONIO
RAMIREZ BEDOYA JOHN JAIRO
RAMOS LOZANO LAURA
REYES MATEOS MIGUEL
RODRIGUEZ CASANOVA JORGE
RODRIGUEZ CASTELL LUIS
RODRIGUEZ DE LA TORRE Mª SOLEDAD
RODRIGUEZ RODRIGUEZ ANGEL LUIS
RODRIGUEZ SANCHEZ FRANCISCO JAVIER
ROGADO ESCRIBANO AMBROSIO
ROMERO SANCHEZ CRISTINA
RZACA PATRICIA
RZACA WIESLAW
SABALETE SANCHEZ ANTONIO
SANCHEZ LOPEZ SERGIO
SANCHEZ MAMAJON MARÍA ISABEL
SANCHEZ QUISPE JUAN ANTONIO
SANCHEZ-DEHESA FRANCES BALBINA
SANTAMARIA GARCIA DAVID
SANZ MORALES JUAN CARLOS
SANZ PEREZ EDUARDO
SENENT PALLAROLA GUILLERMO
SERRANO LASTRA MIGUEL ANTONIO
SERRANO LOPEZ RAFAEL
SFEATLU PAULA MIHAELA
SIERRA SERON FEDERICO MIGUEL
SIMON GONZALEZ DOMNINO
SOLER INIESTA MARIA SUSANA
SOTO ARRANZ CARLOS
STAYKOVA MARIA IVANOVA
SUBERVIELLE MARION CINTIA
SUCIU ANLEXANDRU HORACIU
SZPILA DANUTA TERESA
TENESACA BETANCOURT JOSE LUIS
TORIBIO PASCUAL IRIS
TORRES MENDOZA NEIL FERNANDO
TORTOSA GARCIA CARLOS
TUDANCA HERNANDEZ MARIA TERESA
UTRILLA ESCRIBANO JESUS
VALDERRAMA LOPEZ JOSE MIGEL
VALDES RUIZ SAUL
VEGA MINGO MERCEDES
VILELA FERNANDEZ DAVID
ZAMORA GUTIERREZ JUAN RAMON
ZOKHNYUK YAROSLAV
ZSIGOVSZKI CSABA
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Testimonios del 11-M

En "El Mundo", se recogieron el mísmo día de los atentados y días posteriores miles de internautas enviaron sus testimonios, mensajes de apoyo y cariño.
Los más impactantes:



1. Las heridas se curan, el dolor perdura. Había dejado en Atocha el tren que viene de Fuenlabrada y entré en el último vagón del tren que estaba estacionado en la vía 2. Suelo encontrarme allí con mi hermano, pero ese día no estaba en el andén. Explotó la primera bomba y salí como pude del vagón. Una vez en el andén, el espectáculo era horrible. Mi hermano tenía que estar allí, pero no le veía. Me agaché a interesarme por una chica que estaba boca abajo sobre un charco de sangre. Alguien me dijo que la dejara, que estaba muerta. Mi primera decisión fue quedarme con ella hasta que vinieran las asistencias, pero explotó la segunda bomba y alguien me agarró de un brazo y corrimos hasta las vías de entrada. Allí me vio mi hermano. Él parecía un fantasma. La chaqueta rota, la cartera de mano rota, metralla en la cara y en las manos y no oía nada. Nos abrazamos y lloramos con una mezcla de sentimientos de rabia, dolor, y a la vez alegría por habernos encontrado vivos. Éramos conscientes de la gravedad de la situación y decidimos ir al hospital por nuestros propios medios y dejar que SAMUR atendiera a gente en mucho peor estado. Las heridas terminan por curarse pero las imágenes, los gritos, los llantos, el ruido de las explosiones y el olor no podrán olvidarse jamás. Paco / Madrid


2. Terror. Estaba en frente del vagón que explotó en Atocha, más o menos a 15 metros, cuando me estalló delante. Sientes terror y pánico, no sabes qué hacer ni dónde ir. Cuando vi el horror frente a mis ojos no lo aceptaba, y salí corriendo de allí. La segunda bomba me tiró al suelo. Ésa fue la que más gente se llevó, gente que fue a ayudar, gente que no pudo correr. Cuando recuperé el sentido y el control me di cuenta que corría y estaba ya muy lejos. Es el terror el que me salvó, el pánico el que me movió, y la impotencia la que me invade desde el jueves. Lloro todos los días por la cantidad de gente que perdió su tren; el tren de la vida. Alberto / Madrid
3. La labor del Ejército de Salvación. Soy voluntaria del Ejército de Salvación y resido en el Pozo del Tío Raimundo. Estaba llegando a la oficina del Ejército de Salvación donde trabajo, cuando me enteré por la radio de la noticia del atentado. Lo primero que hice fue llamar a casa para averiguar si todos estaban bien. Después, nos pusimos en camino (un equipo de voluntarios del Ejército de Salv.) llevando mantas, agua y zumos. Todo estaba controlado por la policía y nos fue imposible llegar hasta la estación de El Pozo, pero otro de nuestros equipos estuvo distribuyendo mantas en Atocha. Nosotros finalmente acudimos al Hospital Gregorio Marañón donde se estaba concentrando a los familiares que buscaban desesperadamente a sus seres queridos desaparecidos. Estuvimos dando agua, sirviendo tilas, comida, etc., y ofreciendo un hombro en el que apoyarse en esos duros momentos. Hemos estado colaborando del mismo modo en IFEMA y Tanatorio Sur donde nuevamente nos encontrábamos con las personas que conocimos en el hospital y que en un primer momento mantenían la esperanza de encontrar con vida a su familiar/amigo. Las experiencias vividas han sido tan fuertes que no he podido contener las lágrimas en varias ocasiones. Me siento orgullosa de pertenecer a esta organización, que me ha permitido ayudar en una situación como ésta. Carmen Alvea / Pozo del Tio Raimundo-Madrid

4. Mi 11-M (Testimonio de un Profesional Sanitario en la c/Téllez). Esa mañana vi en casa, a través de la tele, los horrendos atentados de Madrid. Soy Técnico en Emergencias de Samer-Protección Civil de Las Rozas por lo que, tras dejar a mis hijos en el colegio, me dirigí a mi base. Recogí a cinco compañeros, todos ellos fuera de servicio, y nos fuimos a la c/Comercio donde está situado nuestro P.M.A.(Puesto Médico Avanzado). Tras llegar a esta calle pude comprobar la magnitud de la tragedia. Una vez instalados los diferentes mandos del Samur acuerdan con nuestro Jefe trasladar nuestros equipos a la c/Téllez para utilizar el P.M.A. como tanatorio provisional. Tras colaborar durante casi doce horas con todos los miembros de diferentes Servicios de Urgencias, Emergencias y de Seguridad del Estado, sólo puedo trasmitir el HORROR de semejante carnicería al sacar entre los restos de ese tren a 64 personas o lo que quedaba de ellas. ¡HORROROSO! No se me olvidará jamás la imagen de sacar del P.M.A. a un cadáver para ser llevado a una ambulancia y, de repente, sonar el móvil que portaba entre sus ropas. Cuando llegué a la víctima identificada como 'TÉLLEZ 33' salí del P.M.A. (llevaba ya 7 h.) y me puse a rezar. Hoy, una semana después, he estado 72 horas sin dormir y sólo me queda la satisfacción de poder contar mi modesta colaboración. ¡TENÍA QUE DECIRLO!. Miguel Ángel Villarrubia / Las Rozas


5. El día que cambió mi futuro. Me encontraba en el vagón 4º de la estación de Atocha. Cuando estalló el primer artefacto, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Nos quedamos sin luz, salimos del vagón y lo primero fue encontrarme una chica sentada en el andén. "Aquí no nos podemos quedar", le dije. No podía andar, estaba en estado de sock. Agarré a la chica y salimos hacia las escaleras centrales. No sé porqué pero algo me decía que aquello no había acabado. Entonces sonó la segunda explosión, aquello era un infierno de humo negro y gente fuera de sí. A partir de ese momento, sólo recuerdo que miré al frente intentando salvar la vida con aquella chica. Lo que yo vi allí era dantesco. Salía muy poca gente de los vagones detrás del mío y en no muy buen estado. Este día marcará mi futuro, porque cualquier cosa que veo desde entonces me parece pequeña. Pero sin duda alguna, lo que realmente me emociona es que en esta sociedad agresiva en la que vivimos reside la humanidad y la solidaridad que nunca pensé que podría ver, como yo vi ese día. Tampoco se me olvidará nunca la mirada de agradecimiento de aquella chica que salió conmigo de la estación. Me considero afortunado, ya que un ángel me guardó aquel día. Jesús Villanueva / Madrid

6. Diario de un voluntario. Yo no estuve en la matanza pero si estuve en IFEMA ayudando a coordinar el voluntariado. Me tocó llevar a cabo una de las tareas más duras: acompañar a la familia a la identificación de los restos. Es increíble lo mucho que he aprendido del dolor humano. ¿Qué fue lo peor? La noche sin lugar a dudas, los suspiros, las lágrimas...en todos y cada uno de los pasillos de los pabellones siete, ocho y nueve. Lo tengo grabado en mi alma, y no se borrará jamás. Si me preguntáis que es lo mejor (si es que había algo bueno en todo aquello): ver a tantas personas desconocidas ofreciendo su ayuda, de la forma que fuera. Concretamente, he conocido a Pedro, Isa, Julián, Luis, y tantos otros a los que coordiné y que dieron todo, absolutamente todo. Les veías llorar por los pasillos (como yo), pero rápidamente se secaban las lágrimas como podían y a por el siguiente. Tampoco olvidaré jamás a ninguna de las familias que fueron a reconocer las fotos. ¡Jamás!. Recuerdo concretamente a un hombre alto y robusto que se abrazo a mí titubeando y me pidió por favor que entrara con él, que él no podría hablar. En aquel momento rompió a llorar, lloró tanto que me duele el alma al recordarlo, tanto que ya no tengo lágrimas de los días que yo también he llorado al recordarle. Lo siento, no puedo seguir... Jesús / Madrid

7. El Dia de Acción de Gracias. Sta. Eugenia. Estaba de pie junto a la puerta, en el vagón de la muerte. Se cierran las puertas. Estoy ciego, estoy sordo, no siento nada. Un túnel negro y, al final, la paz, la tranquilidad. Pienso en abandonarme pero veo a mis hijos, a mi mujer y empieza la lucha. Tiro de mí, caigo al suelo del vagón. No veo, no oigo. Siento aire en la cara, un punto de luz. Me lanzo al vacío, respiro. Tengo brazos, tengo piernas, muevo los pies; quizá he perdido un ojo pero pienso en sobrevivir. Siento frío. "Tengo que levantarme y moverme", me digo. Veo el horror, huelo la muerte. Siento la lucha desesperada por encontrar vida; todos con todos contra la impotencia y la desesperación. Empieza la gratitud: GRACIAS, habéis conseguido que crea en el ser humano. ¡Qué cariño, qué apoyo!. Gracias Gómez Ulla, jamás os olvidaré. El mundo ha empezado a cambiar, mi hijo me lo ha prometido. Nunca olvidaré a los que no están, por vosotros cambiaremos esto. Rafael Tortajada Francisco / Coslada

8. Mi billete de ida al infierno. Yo iba en un tren que llegó a Atocha desde Villaverde. Esto es un extracto de un texto que escribí: El tren para, se abren las puertas y veo un vagón destrozado... Bajo y empiezo a andar desconcertado hacia mi derecha, hay gente que grita, corre, llora... El aire está quemado, me olvido de respirar. Recuerdo voces : "¡Es una bomba!". Mis piernas reaccionan, comienzo a correr. A la altura de la última escalera mecánica ocurre. Una explosión. Imágenes borrosas. Todo tiembla a mi alrededor. No respiro, mi garganta me quema, dejo caer mis rodillas cuando oigo una voz : "¡al suelo!". Y pienso : "¡Dios, que acabe ya!". Abro los ojos y veo a la gente moverse, al frente sigo viendo la luz. Puedo levantarme y seguir, lo hago sin apenas darme cuenta. Distingo una voz entre gritos y llantos : "¡no piséis las vías!". La luz inunda el andén, estoy fuera. Piso las piedras de la vía y miro al frente. Hay mucha gente por delante pero nadie mira atrás, se dirigen a un terraplén de arena y piedras. Comienzo a tomar aire con fuerza. A mi izquierda una mujer llora mientras busca su móvil, otra habla entre sollozos. Una mujer tiene la cara cubierta de sangre; muy cerca un hombre se cubre el lado de su cabeza con un pañuelo. Siento un temblor... un temblor y las piedras bajo mis pies. Ángel D.R. / Madrid


9. Mamá, ha sido un atentado. Nunca olvidaré esa mañana. Como todos los días me preparaba para irme dejando a mis hijos en casa, que ya son 'mayores' y se van solitos al colegio. Se nos rompió el alma. Quise bajar a ayudar (vivo en el bloque justo delante de la estación), pero a mis niños les daba miedo que les dejara solos. Llamé a los servicios de urgencia porque al principio no sabíamos lo que pasaba. Y allí, en unos cinco minutos, no apareció nadie. Mis hijos me preguntaban y yo no sabía que decirles. Hablar de solidaridad, se queda corto. ¡Qué grandes y solidarios somos! Y así se lo dije a mis chicos... España llora y se hace preguntas. No importa, aquí estamos y seguiremos adelante, a pesar de todo. Gracias. Marisa / Madrid

10. Pavor. Como cada día, me levanté para ir a trabajar. Cogí el tren en Entrevías. Era un día como otro cualquiera, pero este día para mí era especial: me acababan de entregar el pisito que tanto había deseado. El tren paró; no iba muy lleno. Yo me subí en el tercer vagón porque en el primero iba una señora que no me caía muy bien. Ella me salvó la vida. Justo antes de entrar en la estación, el tren comenzó a parar y, de repente, oímos un estruendo. No parecía una bomba sino un choque o algo sí. Me agarré, recé, todo en un segundo. Esperaba la colisión. El tren paró, oímos otro estruendo. Nuestro vagón no sufrió ni una rotura de cristales. Todos querían salir corriendo del vagón, yo no. Tenía miedo porque cuando la gente saltaba del vagón gritaba como si estuviesen locos. Tened en cuenta que en nuestro vagón nadie había sufrido ni el más mínimo daño. Una chica me ayudó a bajar. Después, todo fue un horror. Alguien me pidió ayuda pero yo estaba fuera de mí, no pude ayudarl. Desde aquí le pido perdón. Espero que se haya recuperado de su brazo. Doy gracias a Dios por estar viva, pero siento tanto la muerte de los demás... Eran mis compañeros de viaje y no sé porqué yo fui la elegida y ellos no. Lloro por ellos cada noche. Esther Babiano López / Madrid


11. Rutina. Aquella mañana, normal y rutinaria, nos levantamos y recogimos a nuestro pequeño para llevarlo con sus abuelos. Llegamos a la estación a las 7:29. Salí disparada del coche porque el tren estaba llegando a mi estación. El tren llegó puntual (7:39). Sin embargo, lo que sucedería después ya no era rutinario, ni pertenecía al ritmo diario. De repente, pocos segundos después de abrirse las puertas del vagón, un estruendo abrasador, enloquecedor y ciego en su locura nos borró nuestra historia corriente en menos de décimas de segundo. El vagón tembló. Nuestras almas vibraron. Nuestras vidas alarmadas por un final sin previo aviso. Compruebas que al andar por ese mismo andén por el que cada mañana trepas entre campos de personas vivientes, estás llorando, te oyes sorprendida llorar, sintiendo las lágrimas desplazarse por la cara, ardientes, llameantes y encendidas como aquella mañana. Yo estoy viva. Y de regreso a la memoria, a lo certero, al presente y al futuro, la luz que estalla de forma gloriosa en ese despunte del día nos hace sentir, más que nunca a todos los que salimos, como seres humanos vivientes, como raza humana unida, de una única matriz; y esa unión bañada en luz es la que nos hace continuar y seguir adelante. Isabel S. P. / Madrid


12. Superviviente. Han pasado días desde la masacre. No lo puedo olvidar porque fui testigo directo. Estaba en el tren de Atocha, el primero que estalló. A las 7:39 iba montado en el 4º vagón cuando, de repente, sentí una fuerte explosión (yo pensé que un tren había chocado con el nuestro). Cuando salí, a mi derecha no pude ver el 5º vagón por el espeso humo negro y un fuerte olor a quemado. En ese momento, cuando estaba en el vestíbulo del AVE, oí la segunda bomba y ahí ya fui consciente que era un atentado. Tuve miedo por primera vez. Pensé en mi mujer y mi hijo de tres años y en que no quería morir allí dentro. Cuando conseguimos salir a la calle, ayudándonos y pidiendo tranquilidad, rompí a llorar como un niño pequeño. Anduve zombi llorando en la calle, y lloré cuando en la parada del 27 vi a mi compañera de trabajo; estábamos vivos. Por suerte, fuimos miles los que sobrevivimos porque si se junta mi tren con el de la c/Téllez hablaríamos de miles y no de cientos muertos. Rezo por todos. Miguel Rodríguez / Madrid


13. Por fortuna. Soy vecina de Torrejón de Ardoz y todos los días cojo el tren que pasa a las 7:18 o 7:21 para ir al trabajo. Pero ese jueves me entretuve en casa buscando quién había ganado 'La Selva de los Famosos'. Al acercarme a la estación, vi marcharse el tren de las 7:21; me enfadé. Cogí el siguiente. Al llegar a Vicálvaro (estación anterior a Sta.Eugenia), el tren estuvo parado 12 minutos hasta que nos dijeron que había habido un atentado en Atocha. Al llegar a la oficina, me dijeron no sólo que había sido en mi línea, sino que eran tres trenes y dos de ellos, los mismos que siempre cojo. Ésta es la segunda vez que me libro por los pelos (pusieron un coche bomba en la puerta de casa de mis padres en Madrid). Sigo cogiendo el tren todas las mañanas y me impresiona ver que los trenes van aún medio vacíos por miedo. Cristina Ortiz de Urbina / Madrid

14. Adiós, Livia. Adiós, Livia. Hoy me he enterado porque no he vuelto a coincidir contigo en Nuevos Ministerios. Te han matado. Sé tu nombre ahora que leo la relación de fallecidos. Sólo te conocía de vista ¡Qué guapa eras! Me gustaba tu manera de andar, tan segura, se te veía tan fuerte... Yo también estaba en el tren de Atocha, en el segundo vagón. Tardé en salir de él porque me daba miedo el pánico que tenía la gente. He tenido mucha suerte, no me ha pasado nada. Es la primera vez que doy mi opinión sobre lo que me ha pasado. Sólo deciros que aprovecharé la vida cada minuto, cada instante, por tod@s a los que os han arrancado la vida sin compasión. Siempre os tendré en mi corazón. Montse / Vallecas

15. ¿Por qué?. Ésa es la pregunta que me hago a diario todos los días, en varias ocasiones. Yo iba en el tren de la c/ Téllez, en el último vagón. Escuché una primera explosión y la segunda, ya en mi vagón, nos tiró a todos al suelo. Huí por la ventana, no sé aún cómo. Pensé: "¿éste es mi final?". ¡No!, no puede ser mi final!. Desde entonces estoy escayolada porque me lesioné una pierna al saltar por la ventana. Pero eso no duele. Duele pensar que mis compañeros, que dejaron allí sus vidas, no van a poder disfrutar nunca más de cosas tan sencillas como ver a tu familia o ver salir el sol. Y duele que esas familias, que no encontrarán consuelo, tengan que hacerse la misma pregunta que yo: "¿por qué?". Ahora tengo miedo y no sé cuando lo voy a superar, pero intentaré conseguirlo por todos los que estuvimos allí. A todos los afectados les envío mi cariño más profundo. A todas las personas que con sus manos nos ayudaron les doy las gracias. Y a todos los que se manifestaron, públicamente en la calle o desde sus casas con el corazón, gracias también. Nos dáis mucho apoyo para seguir adelante. Yo, desde mi humilde posición, seguiré luchando para hacer una España mejor, un mundo mejor. Nuria / Alcalá de Henares



16. Lo que se quedó grabado en un contestador. No olvidaré ese día. Fui testigo. Viajaba en el tren que efectuó parada en Atocha, en el cuarto vagón. Recuerdo abrir los ojos para saber en qué estación me encontraba. Escuché una enorme explosión, vi humo, y el tren se movió bruscamente. La gente comenzó a gritar y correr para salir de allí. El último vagón estaba destrozado. Miré al suelo y vi muchas personas heridas, destrozadas. Subí las escaleras que llegan a los puentes. Estaba atemorizada. Llamé al trabajo, pero salto el contestador. Dejé un mensaje diciendo que habían puesto una bomba en el tren. Estalló la segunda bomba, y luego una 3º que me sorprendió en el puente. Pensé que el puente se iba a derrumbar antes mis pies. Los gritos de pánico quedaron grabados en un contestador. Miles de personas que han escuchado esa grabación piensan que he fallecido. Doy gracias por estar viva. Nunca olvidaré ese horrible día y cómo se levantó el tren de las vías. Doy gracias a todos los que han estado conmigo dándome animo, en especial a David e Ingrid que, a pesar de la distancia, han estado ahí día a día preocupándose por saber cómo me sentía. A todos gracias. Cada minuto viviré agradecida de lo hermosa que es la vida. Aroa S. Juan / Coslada

17. Tan lejos...tan cerca. Soy española y cada día que pasa estoy más orgullosa de ello. Vivo en Lavapies (Madrid) y paso por Atocha todas las mañanas. Aquel día me dormí, pasé a las 7.25 horas. Todo parecía normal. Iba en el coche escuchando música; estaba siendo el último momento normal del día. Cuando llegué al trabajo la primera frase que escuché fue: "¿qué ha pasado?. Tú vives allí, ¿has visto algo?, ¿estás bien?". No cabía en mi asombro. Puse la radio y llamé a mi casa; el pánico me invadía. A través del teléfono podía escuchar las sirenas. Mi madre me decía que aquello era un caos; el ruido cotidiano de las calles de Madrid se había convertido en llantos, gritos y sirenas. Quería hacer algo, era mi barrio, mi zona, mi gente. La gente llegaba al centro de trabajo expresando su rabia, incluso algunos llorando porque habían estado muy cerca. El día pasaba con la radio encendida, esperando noticias, escuchando cómo cada vez decían una cifra más alta de muertos y heridos. Realmente nunca me había sentido tan vacía e impotente como aquel día. La vuelta a casa fue muda, con el corazón en un puño. Tenía que pasar de nuevo por allí... ¿Qué me iba a encontrar? Madrid mudo, oscuridad y tristeza. Llegué a casa temblando y deseando abrazar a los míos. Todos hemos llorado por las víctimas inocentes. Todos hemos sido víctimas. Vanessa / Madrid

18. Me cuesta hablar. Viajaba en el tren de El Pozo; todo fue muy rápido. Salí corriendo sin tener muy claro qué estaba pasando. Pude hacer una llamadas a mis padres: "el tren ha explotado. Estoy bien, estoy bien...". Y se me cortó el teléfono. Fue terrible. Todavía me cuesta hablar de todo aquello. R.Z. / Alcalá

19. Siempre con vosotros en el corazón. Salí de mi casa a trabajar como un día normal. Me sorprendió una primera explosión en la calle; la segunda en el vestíbulo del AVE. El cercanías era un simparar de gente herida. Ayudé a salir a un chico joven, no pude hacer más. Cuando llegó una ambulancia me fui a trabajar. Siento no haber reaccionado y haber ayudado a más gente porque toda ayuda era poca en ese momento. Miguel, espero que te encuentres bien. A las víctimas y sus familias todo mi cariño y apoyo. Luna / Madrid

20. Podría empezar diciendo... Podría empezar diciendo que me llamo Ana Isabel Pérez Rincón, Anabel, tengo 33 años y soy vecina de Parla. Fui testigo directo el pasado día 11 de las dos primeras explosiones que tuvieron lugar en el tren estacionado dentro de Atocha (según sus fuentes, el C-1 21431). Salí ilesa. Ese día, como todos los días, cogí el tren de Cercanías para ir al trabajo. Cuando mi tren procedente de Parla llegó a Atocha, me dirigí a la vía 2 y me subí al tren que acababa de llegar a la estación procedente de Alcalá de Henares con destino Alcobendas-San Sebastián de los Reyes (prefiero coger este tren y no otro de los que llegan a la vía 2, porque al llegar a Nuevos Ministerios me deja en el andén más cercano al metro y así no tengo que volver a subir y bajar escaleras. Además, suelo elegir los vagones centrales que también son los más cercanos al acceso del metro en Nuevos Ministerios). Estaba esperando a que sonara el 'ti-ti-ti' que precede al cierre de puertas mientras bromeaba con F. y M., que esa mañana habían coincidido conmigo en el tren. De pronto, lo que se oyó fue algo muy distinto. Miré hacia mi derecha, en sentido de dónde venía el estruendo y vi un resplandor naranja (había explotado el último vagón). Aquello tenía una pinta muy fea. F., en un gesto de protección, nos abrazó a M. (su mujer) y a mí, pero yo no lo pensé dos veces. Me deshice de sus brazos, salí del vagón, puse un pie en el andén y otro en la escalera mecánica. Creo que me dí cuenta enseguida de la gravedad del momento porque recuerdo que pensé: "¡sal de aquí!, estás sola, ellos al menos están juntos, pero tú...". Subí como alma que lleva el diablo y cuando había llegado casi al último escalón... ¡BOOM !... Segunda explosión (el penúltimo vagón). Miré hacia atrás buscando a F. y M, pero lo único que vi fue una nube de humo gris y una persona con el brazo ensangrentado que salía de ella. Entonces, seguí andando y pensando: "no puede ser... no, no, no salgo, no salgo de aquí, no lo voy a conseguir, saldremos todos volando por los aires,... camina... sigue, sigue...". Una señora tropezó delante de mí y cayó al suelo, pero se levantó enseguida y siguió caminando. A la vez que oía mis pensamientos, a mi alrededor decían muy bajito, casi en un susurro: "tranquilos, tranquilos, vamos, vamos, venga, tranquila". Cuando por fin conseguí llegar a los tornos y alcanzar la calle, comencé a llorar desconsoladamente porque lo había conseguido; estaba fuera y estaba viva. Una señora se abrazó a mí y yo, casi sin verla, le respondí el abrazo intentando tranquilizarnos mutuamente. "Ya pasó, ya pasó...". Luego hice dos llamadas: "J. no sé que ha pasado, ha habido dos explosiones en Atocha, he conseguido salir, ahora estoy en la calle, muy nerviosa, pero estoy bien...", y "S. estoy en la calle , ha habido dos explosiones en Atocha, poned la radio, os enteraréis, voy para allá". Además de esas dos explosiones, hubo una tercera en la cabecera de ese mismo tren y además... y además...Cuando llegué a casa por la tarde, recibí una llamada de F. que por suerte, él y su mujer, al igual que yo y otros muchos más, lo podemos contar; pero la cicatriz del dolor quedará siempre en nuestras almas y el horror en nuestras mentes. F. me dijo: "este domingo nos tomamos unas cañitas y celebramos que tenemos tres días". ¡Hoy son 2 semanas!. 25 de marzo de 2004. Se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo a propósito de lo que ha sucedido en Madrid, nuestro Madrid. Todavía, a día de hoy, no puedo creer que todo esto haya oacurrido. Los psicólogos dicen que esto es un síntoma de estrés posttraumático. También tengo esos sentimientos de culpa por estar viva y me sorprendo alegre y me pregunto: " ¿cómo puedes?", pero me dura poco y enseguida aparecen de nuevo el dolor y el miedo. LLego a Atocha todos los días, hay que trabajar, pero he sido incapaz de cruzar a la vía 2, todavía no puedo..... Ana Isabel Pérez Rincón / Parla

Fuente: elmundo.es

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Mike, el pollo que vivió sin cabeza más de un año

Mike, así se llama el pollo que fue elegido una noche para cenar y se convirtió en el ave más famosa del mundo.

Ocurrió en la ciudad de Fruita - Colorado - Estados Unidos, el 10 de Septiembre de 1945. El granjero Lloyd Olsen fue a buscar un pollo para la cena y Mike fue el elegido, era uno de los más lustrosos y cebados.

Cuando intentó acabar con la vida del pobre pollo, lo hizo con cuidado intentando dejar la mayor parte del cuello posible, que era la zona que más le gustaba a su suegra. Le cortó la cabeza, pero Mike no dejó que lo echaran en la cazuela y dio unos pasos hasta irse al corrar con las demás aves. Agitaba sus plumas intentando esconder lo poco que le quedaba de su cabeza bajo el ala, intentó piar pero su sonido era leve procedente de su esófago abierto.

"A la mañana siguiente mi abuelo volvió al corral y se quedó maravillado. Estaba vivo. Comprendió que tenía más valor así que en una olla, y comenzó a alimentarlo y darle de beber con una pipeta", dijo el nieto del dueño del pollo, Troy Waters.
Pasó una semana y el pollo seguía vivo, fue cuando Olsen decidió llevarlo a Salt Lake City para que fuera estudiado por los científicos de la universidad de Utah.

La explicación era sencilla aunque bastante sorprendente: el golpe nada certero le había dejado intactas la yugular, gran parte del cerebro y un oído. "Que viva es posible si el corte no daña la masa encefálica, aunque ojos, pico, lengua y oídos queden destruidos, y si sólo afecta a los vasos secundarios", afirmó Indalecio Ruíz Calatrava, profesor de Veterinaria de la Universidad de Córdoba. "De este modo, la hermorragia podría superarse, y si se le da de comer manualmente, a través de la abertura, el animal podría vivir durante un tiempo".

Eso fue lo que sucedió, Mike se alimentaba de granos de maíz y leche. El pollo ganaba peso, 2'5 en unos meses.

El granjero Olson vio que podía beneficiarse del ave y decidió exhibirlo por todo el país presentándolo como un auténtico milagro. El público pagaba unos 25 centavos por verlo correr mientras observaban su cabeza flotando en un frasco de formol, haciéndole ganar a su dueño unos 4.500 dólares al mes.

Todas las revistas se hicieron eco de este suceso, Life o Time, había nacido una estrella. Masivamente empezaron el resto de granjeros a cortar cabezas de varias formas a sus pollos para ver si les ocurría lo mismo, pero Mike era el único y lo seguiría siendo. Un pollo llamado Lucky consiguió vivir 11 días.

En Marzo de 1947 Mike se atragantó con unos granos de maíz y murió de asfixia, pero como toda estrella, seguía y ha seguido vivo. En su ciudad se celebra un día en su honor, el tercer domingo de mayo, en el que se organizan juegos con los pollos como protagonistas. Este día festivo se celebra desde el año 1999.

También se ha editado un libro con sus mejores fotos y una escultura con su nombre se levanta en pleno centro de la ciudad. Tiene una página oficial en internet Web de Mike
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Los 10 experimentos científicos más extraños y crueles de la historia

De científico y de loco, todos tienen un poco...



El autor de la lista es Alex Boase, escribió un libro con muchos más experimentos del mismo estilo llamado Elephants on Acid and Other Bizarre Experiments.

“Comencé a coleccionar ejemplos de experimentos bizarros hace años cuando estudiaba historia de la ciencia en la universidad”, dijo Boase al periódico Times, “Confieso que no tuve un motivo intelectual, simplemente los encuentro fascinantes”.

Ahí va el Top-Ten

  1. El Elefante y el ácido

    Warren Thomas, director del zoológico de Lincoln Park en Oklahoma, en el año 1962 inyectó 297 miligramos de LSD a un elefante llamado Tusko, que es 3000 veces la dosis humana. Quería saber si con esta droga alucinógena podía inducir el musth, un estado de los elefantes que se da una vez al año, cuando tienen un incremento de la excitación sexual, lo que los vuelve más agresivos.

    El resultado fue un desastre de relaciones publicas, ya que mató al elefante. Adujeron en su defensa que no esperaban que pudiese pasar eso, ya que ellos habían probado el ácido también.
  2. Terror en los cielos

    También en los 60, diez soldados en un entrenamiento de vuelo fueron informados por el piloto de que el avión no funcionaba bien y tendrían que aterrizar en el océano. Luego se les acercó un formulario de seguro de vida antes del accidente, para que el ejército no fuese responsable de las muertes o heridas.

    Pero el asunto es que en realidad eran parte de un experimento, no pasaba nada con el avión, sino que un grupo de científicos quería saber si los soldados cometían más errores al llenar un formulario si su vida estaba en peligro… sí, leyeron bien.
  3. Cosquillas

    En los años 30, el profesor de psicología Clarence Leuba, de Ohio, tenía la hipótesis de que la gente aprendía a reírse cuando le hacían cosquillas, no que era algo innato. Lo probó en so propio hijo, que apenas nació prohibió a toda la familia que se riese en relación a las cosquillas cuando el niño estaba presente.

    Pero el experimento se le frustró cuando descubrió a su esposa jugando con el niño, haciéndole cosquillas, y riendo. Pero Leuba, no se amilanó y volvió a probar con su hermana…
  4. Caras pintadas y ratas descabezadas

    En 1924 Carney Landis, de la Universidad de Minnesota, quiso investigar las expresiones faciales de disgusto. Para poder exagerar las expresiones, dibujó líneas en los rostros de los voluntarios con un corcho quemado, antes de pedirles que olieran amoníaco, que escucharan jazz, que mirasen fotos o pusieran la mano en un balde lleno de sapos.

    Luego le pedía al voluntario que decapitara una rata blanca. A pesar de que todos dudaban, y algunos maldecían o lloraban, la mayoría aceptaron hacerlo, mostrando lo fácil que mucha gente se inclina ante la autoridad. Las imágenes quedaron muy raras. Boese cuenta “Parecen miembros de un culto preparándose para hacer un sacrificio al gran dios del experimento”.
  5. Los muertos vivos

    Robert Cornish, de la Universidad de Carlifornia, creía, en los años 30, que había perfeccionado una forma de levantar a los muertos. Experimentó poniendo a los muertos en un subibaja para hacer circular la sangre, mientras les inyectaba adrenalina y anticoagulantes.

    Luego de aparentes éxitos experimentando con perros estrangulados, consiguió un prisionero condenado a muerte, Thomas McMonigle, que aceptó ser un conejillo de indias. Pero el estado de California le negó el permiso a Cornish, por miedo a que tuviesen que liberar a McMonigle si la técnica funcionaba… ¿Eh? ¿Que por qué no se lo negaron por locura? No sé.
  6. Comida de uñas subliminal

    En 1942, Lawrence LeShan intentó influenciar a un grupo de jóvenes de forma subliminal para que dejasen de comerse las uñas. Mientras dormían, les pasaba un disco con una voz diciendo: Mis uñas saben terriblemente amargas”. Pasó que el tocadiscos se rompió, así que él mismo decía el diálogo todas las noches.ç

    Y pareció funcionar, ya que para el final del verano el 40 por ciento de los niños dejó de comerse las uña. Aunque la explicación de Boese suena más interesante, según él los niños pensban “Si dejo de comerme las uñas el hombre raro se irá lejos”.
  7. Los pavos lo hacen hasta con un palo

    Martin Schein y Edgar Hale, de la Universidad de Pennsylvania, se dedicaban a estudiar el comportamiento sexual de los pavos allá por los años 60. Descubrieron que las aves no son muy exigentes a la hora de elegir pareja.

    Cómo llegaron a esa conclusión es lo peor de todo… tomaron un pavo hembra y le fueron cortando partes del cuerpo hasta que el pavo macho perdió interés. Incluso cuando lo único que quedaba era la cabeza en un palo, los machos seguían excitándose…
  8. Perros de dos cabezas

    El cirujano soviético Vladimir Demikhov creó un perro de dos cabezas en 1954. Unió la cabeza de un cachorrito al cuello de un pastor alemán. La segunda cabeza podía tomar leche, si bien no lo necesitaba, pero el tema era que la misma chorreaba por el cuello, ya que el esófago no estaba conectado.

    Ambos animales murieron por culpa del rechazo de tejidos, pero eso no detuvo a Demikhov para crear 19 animales bicéfalos más en los siguientes 15 años.
  9. El doctor que tomaba vómitos

    Según Stubbins Ffirth, médico de Filadelfia en el 1800, la fiebre amarilla no era una enfermedad infecciosa, y lo probó en sí mismo. Primero se echó vómito en heridas abiertas, luego lo tomó. No cayó enfermo, pero no porque la fiebre amarilla no fuese infecciosa. Luego fue descubierto que debía ser inyectada a la corriente sanguínea, que solía ser por un mosquito.
  10. Ojos bien abiertos

    Ian Oswald, de la Universidad de Edinburgo, quiso estudiar condiciones extremas para quedarse dormido en 1960. Para eso les puso cinta en los ojos a los voluntarios mientras les ubicaba un banco de luces de flash a 50 cm frente a ellos, y ubicaba electrodos a sus piernas que les administraba shocks eléctricos. También les ponía música con el volumen muy alto.

    Los tres sujetos del experimento pudieron dormirse en 12 minutos. Oswald especuló que la llave de todo era el estímulo monótono y regular…
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